Contratar una persona con discapacidad
16 julio, 2020

Aunque contratar una persona con discapacidad en las empresas ahora es más común, Alejandra Arenas, Directora Ejecutiva de Best Buddies Colombia, cree que aún hay mucho camino por recorrer. “Existe una mayor conciencia hacia la diversidad y la inclusión, sin embargo, hay que tener en cuenta que las empresas buscan que esta apertura no afecte su productividad”.

Desde luego, para lograr esto, no solo basta con publicar unas vacantes dirigidas hacia esta población. El camino de la inclusión laboral de personas con discapacidad implica un proceso integral que, de hacerse de manera correcta, puede llegar a beneficiar a todas las partes involucradas.

Según el Registro de Localización y Caracterización de Personas con Discapacidad administrado por el Ministerio de Salud y Protección Social, con corte al mes de abril de 2020 se encontraban registradas 1.549.952 personas con discapacidad en el país. De esa cifra, 176.117 estaban trabajando y 62.475 buscando empleo.

Alejandra León es la directora del programa empresarial de promoción laboral para personas con discapacidad Pacto de Productividad, la primera y única experiencia en la generación de un Modelo de Inclusión Laboral de personas con discapacidad construida de manera participativa en el país.

Pacto de Productividad busca fortalecer las capacidades de los diferentes actores sociales del ecosistema de la inclusión laboral de personas con discapacidad, tales como: entidades de gobierno, empresarios, instituciones prestadoras de servicios, centros de formación para el trabajo y agencias de empleo.

Para León, tanto las empresas del sector privado como las del sector público deben asumir la inclusión laboral desde un enfoque de derechos y diversidad y no desde una manera de acceder a beneficios tributarios, o, en el caso de las instituciones públicas, como una obligación que les impone el estado según el Decreto 2011 del 30 de noviembre de 2017, el cual establece el porcentaje de vinculación laboral de personas con discapacidad en las entidades del sector público.

“Este es un tema que debe permear las diferentes áreas de la empresa, empezando por la alta gerencia. Si la inclusión laboral no se hace alineando a toda la compañía, el proceso se puede frustrar”, explica León.

El primer paso en este camino de contratar una persona con discapacidad, continúa la directora de Pacto de Productividad, es hacer un análisis del por qué y el para qué la empresa quiere comenzar un proceso de inclusión laboral. Luego, se debe capacitar a todas las áreas en temas de inclusión y discapacidad.

“En una tercera etapa, acompañamos la implementación de ajustes razonables en cada proceso de la compañía, para después iniciar la parte de vinculación, donde lo que hacemos, una vez definidos los perfiles que se necesitan, es articular las instituciones que intervienen en el ecosistema de la inclusión laboral a nivel local en pro de lograr llenar las vacantes.

Nosotros no somos una bolsa de empleo, pero si activamos toda una red para lograr que las ofertas lleguen a quien las están buscando”.

Una última etapa, concluye León, es acompañar los procesos de selección para conseguir vinculaciones exitosas.

Existe la creencia errónea de que la inclusión laboral requieren grandes inversiones

A los 17 años, Ferney perdió la pierna derecha en uno de sus entrenamientos. Era ciclista de ruta y un día, en un hecho desafortunado, una de las llantas delanteras de su bicicleta explotó. El duelo por la amputación lo postró en una cama por varios meses, pero la promesa de una prótesis de alto rendimiento que le iba a permitir volver a montar, le dio el empujón definitivo que necesitaba para continuar con su vida. La oportunidad la encontró en Colcafé.

Colcafé inició su proceso de inclusión laboral en el 2008, con la vinculación de personas sordas en la parte operativa, de la mano de la Fundación Óyeme. Posteriormente, recibió asesoría integral de Pacto de Productividad para iniciar la contratación de personas con otro tipo de discapacidades.

“Existe la creencia errónea de que para iniciar la inclusión laboral se requieren grandes inversiones en infraestructura. En el caso de Colcafé no se hicieron inversiones importantes en materia de dinero, aunque sí implicó cambios a nivel organizacional, empezando por los ajustes en los procesos de comunicación, selección, socialización y formación de un ambiente laboral de inclusión que impactara profundamente en la cultura de la compañía. Hoy Colcafé se ha convertido en un referente de la materia en Colombia”, afirma Julio César Martínez, Gerente de Gestión Humana del negocio de café del Grupo Nutresa del año 2008 al 2018.

En ese periodo de tiempo, Colcafé vinculó a un total de 83 personas con discapacidad; 41 mediante contrato laboral directo y 42 a través de contrato de aprendizaje. Las contrataciones incluyeron personas con discapacidad auditiva, visual, física y cognitiva, entre otros.

Tras recuperarse de su accidente, Ferney ingresó como auxiliar de producción de empaque y ahora es operario de producción. “Mi intención es seguir creciendo laboral y académicamente. Me gustaría poder estudiar una carrera para poder construir un futuro junto a mi hijo”, dice.

Alkosto es otra empresa que, desde el 2005, decidió iniciar su proceso de inclusión laboral. Lo hizo de la mano de Best Buddies Colombia y hoy en día cuenta con 167 personas vinculadas a nivel nacional, la gran mayoría en el cargo de empacador y algunos como asesores de venta.

“El 80% de nuestros jóvenes llevan trabajando con nosotros más de cinco años. Esto ha llevado a que muchos de ellos nos pidan alas, por eso hemos establecido un tema de confianza en donde, de acuerdo con sus capacidades, han comenzado a desempeñarse en otras funciones”, cuenta María Isabel Morcillo, Directora de Selección y Responsabilidad Social de Alkosto.

Además, la compañía le apuesta a la formación de la población con discapacidad cognitiva a través de un programa educativo desarrollado en conjunto con el SENA.

“En Alkosto siempre hemos pensado en qué más podemos hacer para ir más allá de nuestro deber ser. Por eso diseñamos un curso que se llama Auxiliar en empaque y embalaje de objetos que ya tiene ocho generaciones graduadas. Se trata de un programa dual: en la mañana los estudiantes asisten a clase en el SENA y en la tarde realizan sus prácticas en los almacenes para poder asegurar el conocimiento mediante la práctica”, cuenta Morcillo.

“Esto ha sido un proceso muy bonito porque cuando se gradúan, Best Buddies los ayuda a ubicarse laboralmente a través de sus convenios o continúan aquí mismo en Alkosto, cuando están las vacantes”, concluye.

Uno de los beneficios que, asegura Morcillo, ha logrado percibir la compañía a partir de la contratación de personas con discapacidad, tiene que ver con la redefinición del liderazgo. “Algo que hemos podido validar dentro es que los jefes, son ahora mejores jefes. Son más respetuosos de la diferencia y más asertivos a la hora de entregar instrucciones, comunicar funciones y lograr el trabajo en equipo”.

En el caso de Colcafé, Contratar una persona con discapacidad le permitió a la empresa, entre otras cosas, fortalecer su reputación corporativa. “Las buenas prácticas sociales como esta son percibidas de manera más positiva por todos los grupos de interés como clientes, proveedores y la comunidad en general”, asegura Martínez.

Los Estados Partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a trabajar, en igualdad de condiciones con las demás; ello incluye el derecho a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente elegido o aceptado en un mercado y un entorno laborales que sean abiertos, inclusivos y accesibles a las personas con discapacidad. Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, 2006.

Otro aspecto positivo que se ha evidenciado al interior de las organizaciones que desarrollan procesos exitosos de inclusión, agrega Alejandra Arenas, es la estabilidad laboral de los trabajadores vinculados.

Esto, explica, sucede por varios motivos, pero uno de ellos es la independencia que las personas con discapacidad adquieren al recibir su primera oportunidad laboral.

“Les hemos preguntado qué significa para ellos el trabajo y muchos responden ‘libertad’. Eso es muy poderoso porque gracias a sus trabajos pueden ayudar económicamente a sus familias o comprar sus cosas con su propio dinero. Eso hace que ganen muchísima confianza, se empoderen y comiencen a tener sueños y metas. Contratar personas con discapacidad es un proceso maravilloso”.

En cuando a la productividad que trae contratar personas con discapacidad a una empresa, Alejandra León, de Pacto de Productividad, advierte que depende enteramente de si los procesos de inclusión adoptados han sido los correctos.

“En el querer reivindicar los derechos de las personas con discapacidad no se puede caer en falsas promesas. Si la empresa ha hecho un buen proceso, habrá garantía de que las personas que llegan a los cargos ofertados cuentan con las competencias necesarias para desempeñarlos. Pero si no hay procesos adecuados, se va a encontrar que ha contratado personas con perfiles que no son acordes a lo que se necesita y la productividad se puede ver afectada”.

Por último, se encuentran los incentivos tributarios. En Colombia, las empresas que contratan personas con discapacidad pueden acceder a una deducción en el impuesto de renta del 200% del valor de los salarios y prestaciones sociales pagadas durante el periodo gravable y una disminución del 50% en la cuota de aprendices (Ley 361 de 1997). Pacto de Productividad estima que el valor del beneficio tributario puede ser superior a los 8 millones de pesos al año por un empleado que devenga un salario mínimo.

Este alivio, señala Juan Pablo Alzate, representa una oportunidad para fomentar la contratación y lograr que los procesos de inclusión laboral sean sostenibles en el tiempo. “Pueden compensar el costo de los ajustes razonables implementados por una empresa para la vinculación de sus empleados”.

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