Colombia ocupa el segundo lugar en el mundo en número de víctimas de minas antipersonales y remanentes explosivos de Guerra. Este Informe de Memoria Histórica: La guerra escondida reúne las voces de las víctimas civiles y de la fuerza pública, además de hacer un acercamiento a las respuestas institucionales y a las acciones resistentes de las víctimas de comunidades afectadas.
Esta situación, además de dejar víctimas con discapacidad física, perturba las relaciones familiares y comunitarias y deja huellas profundas en los territorios afectados.
Conozca el Informe completo y la versión accesible del informe.
Además del informe, se realizó una guía metodológica llamada “Reconstruir y recordar desde la memoria corporal”. Consulte la guía accesible aquí.
Informe de Memoria Histórica: La guerra escondida surge a partir de los talleres realizados para el informe con sobrevivientes y víctimas indirectas civiles de ocho regiones del país: Antioquia, Arauca, Cauca, Meta, Nariño, Norte de Santander, Putumayo y la región de los Montes de María.
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Colombia ocupa el segundo lugar en el mundo, después de Afganistán, en número de víctimas de Minas Antipersonal (MAP) y Remanentes Explosivos de Guerra (REG)1 y el primero en número de víctimas de la Fuerza Pública por estos artefactos explosivos. Es el único país de América en donde las guerrillas emplean estas armas a pesar de que su uso se encuentra prohibido desde 19992 por la Convención de Ottawa, en el marco del DIH (Derecho Internacional Humanitario3).
“Las Minas Antipersonal no distinguen entre un combatiente y alguien que no lo es” (Roberts and Williams, 1995, página 410) y es por ello que su victimización es indiscriminada. No son solo los combatientes sus víctimas, sino también los niños, niñas y adolescentes, las mujeres y los hombres habitantes de las zonas rurales del país.
Desde 1990 y hasta el 30 de junio de 2016 la DAICMA (Dirección para la Acción Integral Contra Minas Antipersonal) registró un total de 11.440 víctimas de MAP y REG, de las cuales 7.015 son de la Fuerza Pública (60 por ciento) y 4.425 civiles (40 por ciento). Entre 2005 y 2006 Colombia fue el país que registró el mayor número de nuevas víctimas en el mundo y, aunque en la actualidad se observa una tendencia decreciente, es un problema que seguirá persistiendo en el territorio nacional por años. Como lo afirma Jody Williams, premio Nobel de la Paz y líder de la Campaña Internacional Contra las Minas “cuando la guerra ha terminado, las minas antipersonal siguen en los campos y continúan matando por décadas” (Public Broadcasting Service, s.f.).
Es importante aclarar que el presente informe centra su análisis de manera particular en el uso de las minas antipersonal por parte de las guerrillas y sus daños consecuentes. Aunque las Fuerzas Militares de Colombia emplearon Minas Antipersonal industriales hasta que en Colombia entró en vigor el Tratado de Ottawa el 1 de marzo de 2001, las 30 bases militares en donde existían campos minados fueron despejadas a través de desminado humanitario de 2004 a 2010. Hasta el momento del trabajo de campo que sustenta esta investigación (marzo de 2016), las MAP seguían siendo instaladas en el campo colombiano por el ELN (Ejército de Liberación Nacional) y, hasta poco antes, también por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).