Granja agroecológica Versalles: propuesta innovadora para generar ingresos
26 septiembre, 2017

La Granja Agroecológica de Versalles es una propuesta innovadora para generar ingresos de las personas mayores que viven en el campo en Colombia.

Con el propósito de reactivar la producción agrícola en el municipio de Versalles (Valle del Cauca), la Fundación Saldarriaga Concha, en alianza con otras organizaciones implementó el proyecto Granja Agroecológica de Versalles, desde diciembre de 2012. El programa buscó mejorar las condiciones de 45 personas mayores, mediante la producción agrícola de mora. Este proyecto se basó en cinco componentes:

  1. Establecimiento de cultivos de mora y pancoger
  2. Implementación de Buenas Prácticas Agrícolas – BPA.
  3. Capacitación, asistencia técnica y apoyo en la comercialización.
  4. Fortalecimiento del tejido social comunitario
  5. Vinculación de las familias de los beneficiarios en los procesos de producción.

Los obstáculos que impiden el desarrollo productivo en el sector rural colombiano han sido identificados por la Misión de Transformación del Campo Colombiano y el Censo Nacional Agropecuario. Algunos de ellos son: acceso a la tierra, asistencia técnica, acceso a fuentes de financiación y comercialización. Este proyecto permitió a los participantes superar algunos de esos obstáculos por lo que se constituye una apuesta innovadora al desarrollo del campo colombiano.

Vea el video sobre este proyecto aquí:

Presentación

Una propuesta innovadora para la generación de ingresos zonas rurales colombianas

Según cifras de la Misión Colombia Envejece (MCE), los niveles de pobreza de la población mayor 1 en Colombia son significativamente superiores en comparación con otros países de Latinoamérica.

La Misión encontró que el 77,2 % de las personas de 60 años o más no recibe ingresos; el 3,6 % recibe menos de un Salario Mínimo Mensual Legal Vigente (SMMLV), el 9,7 % entre uno y menos de dos SMMLV y el 9,5 % recibe dos o más SMMLV (Fedesarrollo y Fundación Saldarriaga Concha, 2015).

Estas cifras son aún más desalentadoras cuando se hace la distinción entre las zonas urbanas y rurales. Según datos de la Misión para la transformación del Campo Colombiano2, el 75% de la población ocupada en el área rural tiene un ingreso mensual inferior al SMMLV, (DNP, 2015). En materia pensional, la MCE encontró que sólo el 6,7% de la población mayor en las zonas rurales tiene acceso a una pensión (Fedesarrollo y Fundación Saldarriaga Concha, 2015). Las cifras son alarmantes toda vez que el 93,3% de la población mayor del campo no está recibiendo pensión, lo cual indica que, al menos en materia de ingresos, el Estado enfrenta un desafío de gran envergadura para avanzar en la lucha contra la pobreza.

Las principales razones por las cuales los ingresos de las personas que viven y trabajan en el sector agrícola son escasos han sido analizadas e identificadas tanto por los gobiernos nacionales, como por gremios del sector y algunos académicos. En este sentido, la Misión para la Transformación del Campo Colombiano identificó los principales cuellos de botella que impiden que el campo colombiano no pueda ser productivo y competitivo y, consecuentemente, que quienes se dedican a las actividades de este sector no puedan tener un nivel de vida que garantice un mínimo de suficiencia económica

Este documento muestra la manera en la que el proyecto productivo Granja Agroecológica de Versalles se convirtió en una fuente de ingresos para personas mayores. Esto se logró mediante el abordaje de algunos de los factores indispensables para el desarrollo de la agricultura, que están relacionados con los cuellos de botella previamente mencionados.

Conozca el documento completo aquí.

Modelo de Desarrollo Rural con Persona Mayores: eliminando barreras y generando oportunidades

Con el propósito de contribuir a la reactivación de la producción agrícola en el municipio de Versalles (Valle del Cauca), la Fundación Saldarriaga Concha, en alianza con la Fundación Diocesana Pro Comunidad Cristiana y la Fundación Carvajal, desarrollaron, a partir de diciembre de 2012, el proyecto productivo Granja Agroecológica de Versalles -en adelante GAV-, buscando mejorar las condiciones de vida de 45 personas mayores mediante la producción agrícola de mora y cultivos de pancoger3.

El municipio de Versalles se encuentra ubicado en una vertiente de la Cordillera Occidental al noroeste del Valle del Cauca, aproximadamente a 205 Km de la capital del departamento (Cali). Según la información suministrada por el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (SISBEN), el número de habitantes en Versalles asciende a 9.594. Así mismo, el 56,8% corresponde al área rural y el 43,2% al área urbana. La economía de Versalles se fundamenta en las actividades agropecuarias, algunas microempresas dedicadas a la confección, actividades relacionadas con la prestación de servicios y otras fuentes de ingresos menores. En 2012, y, con base en los datos del esquema de ordenamiento territorial, se identificó que de los 861.623 jornales/año (jo/a), el 55,4% provenían del sector agrícola, 31,8% -que equivale a 273.750 jo/a – se concentraba en prestación de servicios y 8,2% – correspondiente a 70.560 jo/a- en actividades industriales. Dentro de las actividades agrícolas, lo más representativo es el cultivo del café con 441.825 jo/a, seguido del cultivo de la caña con 12.800 jo/a.

La Granja agroecológica Versalles, ubicada en la vereda el Oasis del municipio de Versalles, se compone de 18 hectáreas, entregadas por la Alcaldía Municipal al proyecto mediante un contrato de comodato con vigencia de 5 años.

El modelo productivo de la Granja agroecológica Versalles tiene su base en cuatro componentes:

  1. Establecimiento de cultivos de mora y pancoger.
  2. Implementación de Buenas Prácticas Agrícolas – BPA.
  3. Capacitación, asistencia técnica y apoyo en la comercialización.
  4. Fortalecimiento del tejido social comunitario
  5. Vinculación de las familias de los beneficiarios en los procesos de producción.

Una propuesta innovadora para la generación de ingresos zonas rurales colombianas

Algunos de los cuellos de botella identificados por la Misión para la Transformación del Campo Colombiano son el acceso a tierras aptas para cultivos, asistencia técnica permanente, acceso a fuentes de financiación y a sistemas de riego. La combinación de estos elementos constituye las principales barreras que impiden la inclusión productiva en las zonas rurales. En un contexto de envejecimiento y pobreza de la vida en el campo –al menos desde el punto de vista económico- el elemento diferenciador de innovación social del proyecto Granja Agroecológica Versalles consiste en superar aquellas barreras que impiden a los agricultores ser productivos en sus trabajos. Por ese motivo, uno de los objetivos del proyecto de Granja agroecológica Versalles es garantizar el acceso de los participantes a los factores de producción que impiden el desarrollo productivo del campo colombiano y que han sido identificados mediante experiencias previas de la Fundación Saldarriaga Concha, ratificadas por la Misión para la Transformación del Campo Colombiano. En resumen, los llamados cuellos de botella del campo colombiano -que desde el proyecto fueron abordados- han garantizado la sostenibilidad económica, social y ambiental de la intervención. A continuación, se describe la forma como ésta alianza garantizó el acceso por parte de las personas que hacen parte del proyecto a factores indispensables para el desarrollo de la agricultura, particularmente la tierra, la asistencia técnica, las fuentes de financiación y los canales de comercialización.

Acceso a la tierra

La alta concentración de la tierra en Colombia es uno de los factores que impide que pequeños productores puedan realizar sus actividades agrícolas. Para poder solucionar esta problemática, los socios del proyecto gestionaron, con la Alcaldía del municipio de Versalles, la entrega en calidad de comodato de un terreno de 18 hectáreas para el desarrollo del proyecto. Mediante esta modalidad, las personas que hacen parte del proyecto han podido tener acceso permanente y equitativo a tierras aptas para el cultivo de la mora.

A manera de comparación, el equipo en campo del proyecto indagó el mercado local para conocer cuál es el costo aproximado del terreno. Bajo este escenario, el valor del predio sería cercano a los 216 millones de COP, toda vez que el valor promedio por hectárea en la zona está alrededor de los 12 millones de COP. Esto implicaría un incremento importante en el valor del proyecto por parte de los aportantes en caso de que pudieran financiar dicho rubro. Por ejemplo, en 2015, los ingresos recibidos por la venta de mora fueron- aproximadamente- 172 millones de COP, cifra inferior al valor de la tierra. Es por esto que el modelo que se describe en el presente documento presenta, como principal estrategia para acceder a la tierra, la vinculación de socios públicos o privados que puedan poner a disposición del proyecto un terreno que cumpla con los requisitos necesarios para el tipo de cultivo que se determine dentro del análisis técnico del mismo.

Las ventajas de utilizar este tipo de alianzas para acceder a tierras aptas para cultivos son principalmente financieras, pero también tiene otras aristas. Bajo esta modalidad, los montos de inversión que se requieren para la puesta en marcha de este tipo de proyectos son significativamente inferiores al garantizar el acceso a la tierra de manera gratuita. Esto permite destinar recursos para financiar otras actividades indispensables para el éxito del proyecto, como la asistencia técnica o la creación de mecanismos de financiación.

Por otra parte, cuando la propiedad de la tierra es del ente territorial se garantiza su vinculación al proyecto por un lapso superior a un año, tiempo máximo al que bajo otras modalidades podría vincularse una entidad territorial por razones presupuestales dada la anualidad del gasto. En el caso específico del proyecto, el acceso a la tierra se garantiza mediante el contrato de comodato que firmó la Corporación Diocesana de Cartago con la Alcandía de Versalles. El documento fue firmado por 5 años, permitiendo así que el proyecto se mantenga a pesar de los cambios de gobierno que se han dado en el municipio desde que empezó la iniciativa.

Esto permite que este tipo de programas se conviertan en políticas del municipio y no de los mandatarios de turno. Garantizar que los cambios de gobernantes no le reste continuidad a los procesos permite blindar las iniciativas sociales de decisiones políticas y electorales. Si los proyectos son exitosos y tienen un claro sistema de rendición de cuentas con sus grupos de interés, permitirán que los nuevos gobernantes, independientemente de sus afiliaciones políticas, les den continuidad. Asistencia Técnica

Si bien uno de los criterios utilizados para la selección de los participantes del proyecto fue su vocación agrícola y conocimiento sobre el cultivo de la mora, la asistencia técnica permanente ha sido fundamental para el éxito del proyecto. Adicionalmente, este tipo de proyectos debe contar con un acompañamiento desde el punto de vista social, que permita identificar y resolver aquellos aspectos que inciden en el comportamiento de los participantes y que no necesariamente están relacionados con aspectos propios de la actividad agrícola. Esta doble dimensión de la asistencia técnica que se utilizó en el marco del proyecto permite evidenciar cómo las dinámicas familiares, el estado de salud o la participación de las redes de apoyo inciden en el resultado final de los cultivos.

La asistencia técnica agrícola permanente que han recibido los participantes del proyecto, desde el inicio, ha permitido que la productividad y calidad de los cultivos se mantenga en el tiempo. La asesoría que reciben los participantes del proyecto se realiza con demostraciones grupales que son complementadas con actividades de seguimiento personalizado. Entre los aspectos que son supervisados diariamente está la aplicación y uso de paquetes tecnológicos adecuados al cultivo de la mora y a las características geográficas del municipio, el uso de fertilizantes permitidos, manejo integrado de plagas y enfermedades, identificación de enfermedades y posterior aplicación de agroquímicos permitidos, manejo de podas, tutorado y capacitación y asesoría en pre cosecha y pos cosecha, haciendo énfasis en los talleres de higiene, grados de maduración y buenas prácticas agrícolas.

El minucioso cuidado que se le ha dado, desde el punto de vista técnico, al cultivo de la mora en el marco del proyecto le permitió obtener la certificación en Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) que emite el Instituto Colombiano Agropecuario – ICA y que busca garantizar el mejoramiento de los métodos convencionales de producción, la inocuidad del producto, minimizando el impacto sobre el ambiente y la salud de los trabajadores. Este fue un importante logró para el proyecto principalmente porque le permitió obtener automáticamente un mejor precio de venta con sus aliados comerciales y le dio reconocimiento regional al ser el único cultivo de mora certificado en el Valle del Cauca.

El proyecto Granja agroecológica Versalles también contempló un componente de apoyo sicosocial con los participantes del proyecto. Teniendo en cuenta sus características, para la alianza era fundamental que al ser en su totalidad personas mayores, contaran con redes de apoyo que les permitiera tener un buen desempeño en las actividades de la granja. Este trabajo se realizó mediante visitas familiares permanentes a cada una de las 45 familias que hacen parte del proyecto, lideradas por una trabajadora social. Este proceso de acompañamiento y seguimiento permitió generar mayor confianza y seguridad en los agricultores y sus grupos familiares frente al proyecto, vincular las familias en los procesos de formación y capacitación que se realizaron en el marco del proyecto y, lo más importante, resaltar el rol que desempeñan las personas mayores en los procesos de desarrollo familiar y comunitario.

Acceso a Fuentes de Financiación

Las fuentes de financiación, otro factor determinante para el desarrollo productivo del proyecto fue abordado desde dos frentes. El primero de ellos fue a través de la creación de un fondo rotatorio que permite que los participantes del proyecto tengan una fuente de financiación permanente con destinación exclusiva para los procesos de renovación y manteniendo de los cultivos. El fondo fue constituido con recursos de la alianza y le permite a cada uno de los participantes contar con un cupo de $500.000 COP. Estos recursos permiten que los agricultores puedan utilizar mejores insumos, comprar herramientas adicionales, mantener los cultivos en óptimas condiciones y, en épocas de altos picos de producción, contratar personal adicional para garantizar la recolección de toda la producción que se genera en el cultivo.

El otro mecanismo de financiación que se ha promovido en el proyecto es el ahorro. Desde el inicio, los participantes han sido formados en la cultura del ahorro con el propósito de que puedan obtener recursos para las épocas donde los niveles de producción disminuyen significativamente -y por ende sus ingresos- y, también, para que, por medio del ahorro, puedan invertir recursos propios en el sostenimiento del cultivo. En este último aspecto los resultados son bastante interesantes. El seguimiento que se ha realizado a los niveles de producción de cada uno de los participantes del proyecto ha permitido evidenciar que las personas que tienen un mayor nivel de inversión de recursos propios en el cultivo son aquellas que han tenido los mejores ingresos durante el proyecto.
Comercialización

Finalmente, el acompañamiento en los procesos de comercialización por parte de los aliados del proyecto ha permitido que la totalidad de los productos que se generan en la granja hayan sido comprados por diferentes empresas y, por ende, hayan generado los ingresos que han mejorado la calidad de vida de las personas mayores que han participado del proyecto. Gran parte del éxito del proceso de comercialización radica en que desde sus inicios, el proyecto ha contado con el apoyo de varios socios comerciales, los cuales han garantizado la venta de la mora, principal fuente de ingresos.

Sin embargo, esto no sería posible si desde el punto de vista técnico no se implementan algunos procedimientos que garantizan que la calidad de la mora sea la requerida por los compradores. Verificar la calidad del fruto en campo, evaluar y revisar permanentemente las técnicas de recolección, revisar las condiciones de limpieza, desinfección y almacenamiento de los contenedores donde es transportado el fruto, son algunos de los procedimientos implementados al interior de la granja.

La comercialización de los productos que se cosechan en la granja agroecológica de Versalles se realiza de la siguiente manera:

La mora, principal fuente de ingresos del proyecto, es vendida a la empresa Postobón S.A. Esta empresa compra entre un 70 y 80% de la mora que se produce en la Granja.

La producción restante es comercializada a través del mercado local de municipio de Versalles, la empresa Natural Foods y algunos pequeños comerciantes de municipios aledaños.
Cultivos de pancoger como arracacha, frijol, maíz y yuca son comercializados en los pequeños supermercados del municipio de Versalles.

Desde su inicio, gracias a este proceso de comercialización, los participantes del proyecto han generado ingresos cercanos a $460.000.000 COP, valor que en su gran mayoría es gastado en los establecimientos de comercio del municipio. Para tener una noción de la magnitud de la cifra, los ingresos del proyecto son el 71% del recaudo tributario de Versalles en 2013. De esta manera el proyecto no sólo está beneficiando a las 45 personas que hacen parte del mismo, sino que también contribuye al desarrollo económico del municipio.

En términos de generación de empleo, dados los niveles de productividad de la granja, 35% de los beneficiarios se han visto en la necesidad de contratar jornaleros que apoyen con las actividades del cultivo, principalmente con la cosecha. Es así como del total de productores que sí contratan jornaleros, el 69% de ellos destina entre $80.000 y $100.000 COP en promedio mensualmente para pagar el día de trabajo a sus colaboradores. Adicionalmente se identifica que el 55% de los productores recibe apoyo en el cultivo por parte de sus familiares, de los cuales el 41% tiene una retribución económica por el trabajo desarrollado en el lote.

El ejercicio de comercialización de la mora genera empleo e ingresos a las personas encargadas de transportar el producto desde la granja al centro de acopio. En promedio, las dos (2) personas que realizan esta actividad reciben ingresos por $410.000 COP cada 2 meses. A su vez están las personas encargadas de transportar el producto hasta la ciudad de Tuluá, la persona encargada del pesaje y despacho de la mora. Es decir que, por cada cosecha, la GAV genera 5 empleos adicionales, además de los jornaleros.

Principales resultados del proyecto Granja Agroecológica de Versalles

En primera instancia, en términos de ingresos agregados, el proyecto ha generado (por concepto de la venta de la mora exclusivamente) $468.497.767 COP desde el inicio de la estrategia hasta abril de 2017. En el primer año de producción constante los ingresos fueron $ 45.710.410 COP, un año después ascendieron a $184.887.264 COP y, durante 2016, la venta cerró en $166.477.409 COP. Finalmente, entre enero y abril de 2017 se han vendido $71.422.684 COP en mora, por lo tanto, se espera superar –al finalizar el año- la venta de 2015. Al contrastar los ingresos del proyecto derivados exclusivamente del cultivo de mora, con la inversión realizada por la Fundación Saldarriaga Concha desde el inicio del proyecto, se evidencia que existe una tendencia hacia la auto sostenibilidad del proyecto, en la medida que el punto de corte entre inversión e ingresos se obtuvo aproximadamente en la primera mitad de 2014 y, a partir de ese punto, los ingresos totales agregados de los participantes superan el monto aportado por la FSC. En la tabla 1 se presenta la relación entre inversión y venta de mora. * Nota aclaratoria: los ingresos de 2017 son parciales (únicamente abarcan hasta abril), por lo tanto, se espera que al finalizar el año, la diferencia respecto a la inversión sea aún mayor.

En ese sentido, mientras los ingresos recibidos en 2013 representaron apenas el 10% del total invertido en ese lapso y en 2014 la relación alcanzó el 52%, en 2015 las ventas de mora equivalieron al 185% del dinero invertido, 277% en 2016 y, con datos parciales de 2017 (enero – abril), las ventas representan el 178% de la inversión. Hasta el momento se han abordado los elementos macroeconómicos del proyecto, dejando como conclusión principal que se trata de una iniciativa con potencial de auto sostenibilidad, en la medida en que el proyecto alcanzó punto de equilibrio antes de los 30 meses de implementación. Adicionalmente es necesario tener en cuenta que únicamente se están contabilizando recursos recibidos por venta de mora, es decir, se están ignorando los ingresos por concepto de pancoger.

Por otro lado, en términos microeconómicos, el documento pretende establecer cómo es la participación de cada beneficiario en los rendimientos económicos del proyecto. En este sentido, el objetivo principal es indagar si la distribución del ingreso está siendo equitativa o, por el contrario, existe una tendencia hacia la concentración. La evaluación de estos elementos es muy relevante, toda vez que el reparto de ingresos se hace con base en la producción de cada agricultor y el descuento de los costos de producción es igualmente proporcional. En ese orden de ideas, dado que el reparto del ingreso sigue las lógicas del mercado y no hay criterios de distribución diferentes al nivel de producción, se espera que existan diferencias en el ingreso que cada persona recibe.

Adicionalmente, es necesario tener en cuenta que, a diferencia de una sociedad de mercado tradicional, en el proyecto la dotación inicial de insumos y factores de producción es totalmente equitativa, salvo el trabajo (mano de obra). Es decir, cada participante recibe los mismos procesos de transferencia de conocimiento, asistencia técnica, acompañamiento social, dotación de insumos, precio de compra de la mora y extensión de tierra. De esa forma, la única diferencia radica en el factor trabajo, toda vez que cada agricultor impone su ritmo y dedicación, así como la disposición de jornaleros o vinculación de sus familias para apoyar las actividades asociadas al cultivo.

Temporalmente, se tomará como supuesto que todos los participantes del proyecto reciben exactamente el mismo ingreso. Es decir, los recursos recibidos mensualmente por la venta de la mora se reparten en partes iguales, ignorando la participación de cada agricultor en la producción. Por supuesto, si ésta fuera la regla, el nivel de ingresos agregado sería menor, toda vez que no existirían incentivos para que cada beneficiario haga su mejor esfuerzo en procura de alcanzar un mejor nivel de producción. Sin embargo, por el momento, el supuesto se mantiene. Bajo esas condiciones, cada uno de los 45 participantes habría recibido entre enero de 2015 y abril de 2014 en promedio $782.940 COP mensualmente.

La línea de pobreza extrema monetaria definida por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) para territorios como Versalles en 2016 estaba en $97.790 y la línea de pobreza monetaria básica asciende a $217.043. Así mismo, de acuerdo con la metodología de medición DANE, se considera que una persona ha superado la pobreza o la pobreza extrema una vez sus ingresos sobrepasan, durante un (1) año corrido, los umbrales respectivos. En ese orden de ideas, si se utilizara el supuesto de igualdad distributiva planteado líneas atrás, todos los participantes del proyecto habrían salido de la pobreza –por un margen amplio- gracias a la estrategia de generación de ingresos adelantada5.

No obstante, al desmostar el supuesto, se obtienen resultados diferentes. La proporción de productores que en 2014 estaban en condiciones de pobreza extrema monetaria (suponiendo que su única fuente de ingresos es el proyecto) era 69% y el porcentaje de agricultores en condiciones de pobreza monetaria era 93%. Pasado un año corrido y utilizando para el cálculo únicamente los ingresos derivados de la venta de mora, el porcentaje de participantes en pobreza extrema monetaria se redujo al 7% y, por su parte, la proporción de quienes aún son pobres desde un enfoque monetario registró 24%, es decir, una reducción de 69 puntos porcentuales. En ese orden de ideas, las preguntas que surgen son: ¿por qué algunos superan las condiciones de pobreza y otros no?, ¿qué está explicando la diferencia en los ingresos de los participantes?

Para tener una noción sobre la forma como se están distribuyendo los ingresos dentro de la población de 45 beneficiarios, para 2015, el máximo monto total que recibió un productor fue $10.944.282, mientras en el mínimo registró $342.730; en 2016 las diferencia fueron aún mayores (un máximo de $11.657.451 y un mínimo de $155.297). Las estadísticas descriptivas evidencian, a primera vista, una distribución asimétrica de los ingresos en la medida en que la desviación estándar es alta (especialmente al inicio del proyecto). No obstante, no es claro si la concentración del ingreso es la regla general en el grupo de productores moreros de Versalles. Para esos efectos se realizó un ejercicio de estimación del coeficiente GINI asumiendo que los 40 participantes que fueron encuestados constituyen la totalidad de la población de una sociedad. Tomando los ingresos registrados en 2015, el resultado indica concentración del ingreso pequeña, con un GINI de 0.2986.

Para aproximarse gráficamente a la situación en discusión, en el gráfico 1 se presenta la Curva de Lorenz correspondiente a la distribución del ingreso entre los 40 participantes que registran un GINI de 0.298 (área azul oscura, comprendida entre la línea diagonal y la curva de Lorenz). Por definición, la Curva de Lorenz relaciona (en el gráfico es la curva que marca el límite superior del área azul clara), en términos acumulados, el porcentaje de ingresos -sobre el total- que posee una proporción de la población (Lora & Prada, 2016). En ese orden de ideas, la línea diagonal indica el escenario de una sociedad totalmente igualitaria, es decir, el 10% de menores ingresos poseen el 10% del ingreso acumulado de la sociedad (la misma lógica se aplica para el resto de la distribución). De esa forma, entre más se aleja la curva de la línea, más concentrado está el ingreso en esa población. Según la representación, efectivamente existe concentración del ingreso pero es baja o moderada.

En ese orden de ideas, hay dos realidades latentes: Por un lado, la dispersión de los ingresos es alta en casi toda la serie y, por otro lado, no se evidencia concentración considerable de los ingresos (inducido sobre todo por el reducido número de observaciones utilizadas en el momento de calcular el coeficiente GINI). Dadas las condiciones anteriores, es necesario indagar sobre aquellos elementos que explican la dinámica establecida y, de esa forma, contar con la información necesaria para tomar decisiones relacionadas con el tipo de intervención que debe hacerse por parte de las organizaciones socias del proyecto.

Para esos efectos, se planteó un ejercicio que permite aproximarse a aquellas variables que están afectando en mayor medida el comportamiento de los ingresos de los participantes del proyecto. De esa forma, se pretende, por un lado, adquirir más conocimiento sobre la forma como los beneficiarios interiorizan el programa y, por otro lado, contar con la información necesaria para intervenir –por medio del diseño- el proyecto y sus posibles réplicas, previendo así mayor igualdad en la distribución de los ingresos obtenidos por concepto del cultivo. Al respecto, es necesario tener en cuenta que las desigualdades no obedecen a una decisión deliberada de los implementadores del programa sino a las dinámicas que cada participante adquiere con relación al mismo.

A partir de información capturada a través de una encuesta, se definió una serie de variables relevantes para explicar el comportamiento de los ingresos en la población de agricultores y, utilizando un modelo econométrico de mínimos cuadrados generalizados, se procedió a validar las hipótesis que pretenden acercarse a la explicación de la variación en el ingreso de los participantes. Se planeó un censo y operativamente fue posible obtener información completa de 40 productores. Los cinco (5) restantes estuvieron ausentes del cultivo en los días de realización de la encuesta por compromisos familiares fuera del municipio. Es necesario tener en cuenta que los datos son de corte transversal, por lo tanto los resultados no provienen de un análisis de serie de tiempo y, en ese sentido, no recogen información histórica.

En primera instancia es necesario tener en cuenta que el grupo de productores presentan características relativamente homogéneas en temas como composición familiar, edad, vocación, condiciones habitacionales, entre otros. De acuerdo con las estadísticas descriptivas obtenidas de la información recolectada a partir de la encuesta, los únicos temas que evidencian diferencias considerables son aquellos relacionados con variables puntuales de la producción como el monto de recursos reinvertidos en el cultivo, el tiempo de trabajo específico en la mora y las actividades de mantenimiento.

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