¿Alguna vez quiso leer un libro y no pudo hacerlo porque solo estaba disponible en un formato al que usted no tenía acceso? Esta es la realidad de muchas personas ciegas, con baja visión, con alguna otra discapacidad u otras que han encontrado múltiples barreras en el entorno para disfrutar de un buen libro, un artículo, una obra artística o una noticia. Y que por sus características requieren de otro tipo de formatos como el sistema braille, audiolibros, macrotipos, formatos digitales u otros formatos que no logran encontrar con facilidad.
Debido a los derechos de autor muchos textos no se pueden adaptar a formatos accesibles para todos, lo que se convierte en una barrera para acceder a la lectura. Para enfrentar este problema, en 2013 surgió una solución: el Tratado de Marrakech.
Este tratado es un convenio internacional adoptado por estados miembros de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que insta como una agencia especializada de las Naciones Unidas que permite la adaptación de obras que están sujetas a derechos de autor a un formato accesible, especialmente para las personas con discapacidad visual, es decir aquellas personas ciegas o con baja visión.
Aunque Colombia se unió a este tratado, aún enfrenta retos para ponerlo en práctica a pesar de que ha pasado una década desde que fue concebido. Superarlos permitiría contar con muchos textos accesibles, incluyendo el formato braille. Por eso, el Día Mundial del Braille, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2018 y que se celebra cada 4 de enero, es un momento oportuno para hablar de estos desafíos.
Las cifras muestran claramente la importancia de implementar este tratado a nivel global. “Solo un 7% de las publicaciones se ponen a disposición global en formatos accesibles, y en el mundo en vía de desarrollo, donde vive el 90% de las personas ciegas o [con baja visión], la cifra es menor del 1%. Este problema se debe en parte a los obstáculos que crean las leyes de derechos de autor que el Tratado procura eliminar”, señala el documento ‘Ponerse en Marcha. Implementar el Tratado de Marrakech para personas con dificultades para acceder al texto impreso. Guía práctica para bibliotecarios’ de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA).
Los retos
El caso de Colombia y América Latina no se aleja de esta realidad. Se estima que en el país viven 1.948.332 personas con discapacidad visual (4,41% de la población colombiana en general) y en América Latina solo el 2% de libros son accesibles a la población con discapacidad visual, de acuerdo con datos del Instituto Nacional para Ciegos (INCI).
“La implementación del Tratado de Marrakech en Colombia y en América Latina ha sido lenta y, en muchos casos, se percibe más como una obligación que como una oportunidad”, explicó David Ramírez Ordóñez, líder en el estudio de la accesibilidad, durante la I Bienal de Cultura Escrita de Bogotá, realizada septiembre de 2024 en la Biblioteca Pública Gabriel García Márquez.
Colombia no cuenta aún con una obra sujeta a derechos de autor que se haya acogido al tratado, la razón de esto es que, aunque firmó el acuerdo no lo ha ratificado ante la OMPI, además no tiene una ley que regule su implementación. Los dos principales retos, según María Alejandra Vargas, asesora del CERLALC y de la Biblioteca Nacional de Colombia en Tratado de Marrakech.
Para Vargas, es necesario que la ley regule aspectos claves como el intercambio transfronterizo, la adaptación de obras, quiénes deben ser los beneficiarios y cuáles son las entidades autorizadas en Colombia para hacer las adaptaciones. Al respecto, destaca que en Latinoamérica ya existen otras experiencias que han avanzado en este tema y pueden servir de guía.
Panamá, por ejemplo, en 2023 implementó este tratado. La Biblioteca Interamericana Simón Bolívar de la Universidad de Panamá fue la primera entidad de ese país en obtener la autorización para el intercambio transfronterizo de obras. Con esto, la institución universitaria quedó autorizada para acceder a catálogos internacionales de obras en formatos accesibles y solicitar intercambios.
Algunas obras accesibles
“El Tratado de Marrakech solo será efectivo si la región en su conjunto avanza hacia su implementación. No es lo mismo implementarlo solo en Colombia o en Perú o en Uruguay, sino que es un tratado que implica la responsabilidad entre diferentes países, ya que uno de sus puntos fundamentales es el intercambio transfronterizo, que busca enriquecer las colecciones que, en muchos casos, están tan desabastecidas”, afirma Vargas.
En este tema, los aliados estratégicos son las bibliotecas, las cuales, según Ramírez, enfrentan el reto de garantizar que estos materiales sean accesibles sin incurrir en altos costos o procesos burocráticos que retrasen su disponibilidad y uso.
Organizaciones como el INCI han hecho adaptaciones de obras que están libres de derechos de autor. Es así como en Colombia y el mundo se pueden encontrar obras como El Principito o Literatura Universal en diferentes formatos accesibles, lo cual es muy importante para que el tratado pueda ser posible.
En 2017, la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) donó cien obras literarias en formato braille y audio a la Biblioteca Nacional de Colombia. Entre estas obras están Cien años de soledad, Rayuela, Don Quijote de la Mancha, Pedro Páramo y Veinte poemas de amor y una canción desesperada. La finalidad era hacer accesibles obras de interés mundial a la población con discapacidad visual.
Colombia, ¿Cómo puede avanzar en la implementación del tratado?
En este sentido, Colombia debe avanzar en la implementación del tratado a través de la articulación de varios actores, entre ellos:
- El Estado Colombiano debe adecuar la legislación, crear infraestructuras para compartir materiales accesibles y garantizar la protección de los derechos de las personas con discapacidad.
- Los territorios deben sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la accesibilidad, capacitar y crear alianzas con instituciones educativas y culturales.
- El ecosistema editorial y bibliotecas pueden avanzar en la producción y difusión de ejemplares en formatos accesibles, incluyéndolos en el catálogo. Así como promover su uso y disfrute de las todas las personas, en especial aquellas con discapacidades y dificultades visuales, auditivas, intelectuales, entre otras.
En conclusión, para garantizar la inclusión plena de las personas con discapacidades visuales o con otras dificultades para acceder al texto impreso, es fundamental avanzar en la implementación del Tratado de Marrakech en Colombia, el cual fue aprobado en nuestro país en 2021. Solo así podremos asegurar que todos los ciudadanos puedan disfrutar del derecho de acceder, recibir y difundir información en igualdad y equidad de condiciones que los demás, como habilitante del derecho a la cultura y a la educación, sin excepción.
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