Hablemos de la depresión
11 enero, 2025

Persona recostada sobre sus brazos. Imagen para representar la nota: 'Depresión en el día a día'.

No solo experimenta tristeza y llanto con facilidad, también siente como si llevara sobre sus hombros el peso del mundo. Como si una nube negra y pesada se hubiera posado sobre su cabeza. Se siente ansiosa. Tiene reacciones desproporcionadas a situaciones o personas. Se enoja con facilidad y no tiene energía, como si todo hubiera perdido su sabor y sentido. Incluso las tareas más simples de la vida cotidiana, como levantarse de la cama, bañarse o comer, se vuelven un gran desafío, ya que pareciera que la voluntad y la fuerza hubieran desaparecido.

Sus ciclos de sueño a veces se alteran. En unas ocasiones tiene episodios de sueño durante todo el día y en cambio en la noche es incapaz de dormir. Su mente se llena de pensamientos de desesperanza, culpa y derrota. Siente que no es capaz de alcanzar sus propias expectativas ni de cumplir las que tienen las demás sobre de ella. Incluso, el apetito se le altera: puede perder el deseo de comer o, en otros momentos, recurrir a la comida sin control, seguido de una total inapetencia.

Más o menos así es el día a día de una persona con depresión. La psicóloga Camila Morales Gutiérrez, especialista y magíster en psicología clínica, explica que para una persona con este trastorno actividades como trabajar, estudiar o salir de la casa se convierten en esfuerzos abrumadores y les causan un desgaste emocional considerable, lo que también afecta a su entorno familiar y social, alterando su relación con los demás.

Conversar sobre estas situaciones es precisamente lo que se propone para el 13 de enero, Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión, con el fin de que se pueda comprender lo que significa este trastorno en la vida diaria, identificar si se tienen alguno de los síntomas y buscar ayuda y mecanismos que contribuyan a mejorar la calidad de vida.

“Se suele pensar popularmente en la depresión como un estado de ánimo bajo o una gran tristeza, pero en realidad es un cuadro muy variado y amplio de signos y síntomas que atraviesan e impactan, por lo general, todas las áreas de la vida de una persona. Teniendo en cuenta que cada persona y forma de sufrir es única, solamente un profesional de la salud mental está capacitado para evaluar y diagnosticar una depresión”, explica Morales.

4,7 % de la población colombiana con depresión

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 3,8% de la población mundial experimenta depresión, afectando al 5% de los adultos y al 5,7% de las personas mayores de 60 años. Es más frecuente en mujeres que en hombres. A nivel global, más del 10% de las mujeres embarazadas y de las que han dado a luz recientemente también la experimentan. A nivel nacional, el 4,7% de la población presenta depresión.

Las causas, según el médico psiquiatra, salubrista y miembro de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, Miguel Uribe, son variadas. Se puede presentar por factores biológicos, psicológicos, conductuales, sociales y culturales o una combinación de estos. Es así que se aborda desde un componente denominado: biopsicosocial.

El factor biológico, por ejemplo, significa que una persona puede tener una predisposición genética que aumenta la probabilidad de desarrollar depresión frente a ciertos eventos o situaciones en su vida. El factor social vivir ciertas situaciones que sirven como desencadenantes, es el caso de condiciones laborales, dificultades económicas o la sensación de no tener una actividad.

“El diagnóstico de la depresión es sobre todo clínico. Es decir que depende de la historia del paciente: cuánto tiempo lleva con los síntomas, cómo aparecieron, cómo se está manifestando y qué tanto interfiere en su vida diaria. Se debe hacer una buena entrevista con el paciente para ver signos, esto se puede hacer mediante una escala que se llama el PHQ-8 o PHQ-9, que evalúan síntomas de depresión”, dice el psiquiatra.

Cómo manejar los síntomas

Para la psicóloga Morales y el psiquiatra Uribe, la depresión se debe abordar como lo que es: un problema de salud. Ante esto se debe acudir a un especialista. “Si empezamos a reconocer que hay algo que no se siente bien, que está doliendo o es incómodo, que no nos sentimos como nosotros mismos, podemos consultar a un psicólogo o psiquiatra y empezar a entender que está pasando y qué tipo de tratamiento hay disponible para ello”, explica Morales.

En estos casos, el tratamiento suele consistir en psicoterapia, medicación o una combinación de las dos. Por otro lado, desde el día a día, pueden ayudar estrategias como establecer una rutina básica con metas claras y alcanzables, como levantarse a una hora determinada o salir a caminar. También es importante llevar una alimentación saludable, limitar o evitar el consumo de cafeína, alcohol y drogas, descansar lo necesario y crear una rutina que fomente la calma y relajación. Para algunas personas, prácticas como la meditación o la oración pueden ser beneficiosas.

Asimismo, el ejercicio cardiovascular, como correr, nadar o montar bicicleta, ha demostrado resultados similares a los de los antidepresivos en el manejo de la depresión leve.

Es fundamental evitar el aislamiento, por lo que es clave mantener una red de apoyo y reconocer quiénes son las personas que brindan seguridad, acompañamiento y espacios de escucha. “Es importante que la persona entienda que ni la depresión, ni la ansiedad, ni cualquier diagnóstico son una falla personal, ni un problema de voluntad. Son situaciones que surgen por la combinación de múltiples factores, en presencia de dificultades, estrés y las experiencias que ocurren en la vida”, señala el psiquiatra.

Por ello, es crucial ser amoroso, compasivo y paciente con uno mismo, entendiendo que es un proceso.

¿Cómo ayudar a una persona con depresión?

Los expertos explican que no es fácil y pueden existir momentos en los cuales la persona no se siente la misma, se suele aislar y retraer y la familia y amigos, por lo general, no saben cómo actuar ni qué esperar.

“Muchos familiares o amigos suelen sentirse responsables por “sacar” a la persona adelante y se descuidan a sí mismos en el camino, o se sienten profundamente fracasados, si no lo logran. Es clave que puedan acompañarse a sí mismos, reconocer quiénes son su red de apoyo para sostenerse en ellos y cuáles son las actividades que los recargan”, dice Morales.

Por otro lado, es importante preguntarle a la persona con depresión qué necesita y tratar de establecer acuerdos sobre las rutinas diarias para ir monitorear el proceso, evaluando lo que funciona y lo que no. Además, es fundamental tener en cuenta que, para acompañar de manera saludable a quien sufre, se requiere una gran dosis de amor y paciencia.

3C, un modelo que disminuye el riesgo de depresión

El programa Conmigo, Contigo, Con Todo (3C) es un modelo de resiliencia y compasión creado por la Fundación Saldarriaga Concha en 2015 con el objetivo de brindar bienestar psicosocial a la comunidad de cuidadores de niñas y niños en crisis prolongadas, como consecuencia de las dificultades de desplazamiento interno y conflicto armado del país.

Este año se implementó para abordar la depresión en personas mayores, mostrando resultados positivos. “El programa 3C ha demostrado reducir el riesgo de depresión, medido con la herramienta Whooley. Realizamos un scoping review de intervenciones comunitarias en depresión para personas mayores, identificando las mejores opciones para el manejo de esta patología en crecimiento dentro de la población mayor, y la necesidad urgente de implementar estas intervenciones en el país, especialmente en relación con la gestión de la soledad no deseada”, señala Lina María González Ballesteros, psiquiatra y líder del área de Bienestar Físico y Socioemocional de la Fundación Saldarriaga Concha.

Esto demuestra que las intervenciones comunitarias favorecen el bienestar de la población en general, incluidas las personas mayores. El ejercicio, la enseñanza de nuevas habilidades, el fomento de la participación en actividades sociales y el uso de enfoques combinados pueden reducir significativamente los índices de depresión en los adultos mayores. De este modo, la incorporación de actividades físicas, como clases de gimnasia, y de actividades sociales, se asocia con un mejor estado de ánimo y una disminución de los síntomas depresivos, ayudando a evitar el aislamiento social, lo cual se puede aplicar para la población en general.

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