Las ciudades amigables para todos tienen entornos para el disfrute de poblaciones de todas las edades y condiciones, incluidas las personas mayores y las personas con discapacidad.
Las comunidades y ciudades al rededor del mundo han venido tomando conciencia sobre la necesidad de preparar entornos que garanticen la calidad de vida de las personas mayores y las personas con discapacidad, permitiéndoles un desarrollo pleno y evitándoles sentirse excluidas social y productivamente.
Ante este panorama, se estableció la Red Mundial de la OMS de Ciudades y Comunidades Adaptadas a las Personas Mayores con la cual se busca el “intercambio de experiencias y el aprendizaje mutuo entre ciudades y comunidades de todo el mundo”.
El trabajo de esta red pretende que las ciudades que se vinculen “generen entornos urbanos físicos y sociales integradores y accesibles que favorezcan un envejecimiento saludable y activo y una buena calidad de vida para sus residentes de más edad”.
El director de Atención a Adultos Mayores del Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes de la provincia de Mendoza en Argentina, licenciado Aldo Saez, es el representante de su ciudad ante esta red y es testigo de cómo el mundo ha volcado su mirada hacia los entornos amigables y accesibles.
“Esto implica que el adulto mayor pueda desarrollar toda su vida saludablemente en su ciudad, en su entorno, que no tenga que irse a otro lugar. Una ciudad amigable para la persona mayor es amigable para todos, eso es muy inclusivo”, dijo Saez.
Al respecto, el director ejecutivo del Consejo Iberoamericano de Diseño, Ciudad y Construcción Accesible, CIDCCA, Santiago Moreno Abecasis, hizo énfasis en que hablar de ambientes amigables no está necesariamente ligado al tema de discapacidad y aclaró que es un aspecto que beneficia a todos los que conviven en un espacio determinado.
“El concepto de ciudad amigable, ciudad incluyente, va enfocado no únicamente a personas con discapacidad, está pensando en todas las personas, el adulto mayor, la mujer embarazada, el niño de primera infancia, incluso una mujer en tacones, y va muy amarrado a los beneficios de la ciudad, de quienes viven allí”, señaló Moreno.
“Tenemos que desligarnos. Cuando hablamos de accesibilidad siempre vamos hablando de discapacidad, y resulta que la
accesibilidad es para todas las personas”, agregó.
Ante las necesidades de que las nuevas generaciones piensen en cómo serán las ciudades en el futuro, Saez señala que debe ser una prioridad planear cómo será el envejecimiento de la sociedad y al mismo tiempo contemplar que, debido al paso de los años, muchas personas verán reducidas sus capacidades motoras y cognitivas y que por ende necesitarán que sus ciudades sean amigables.
“Si lo puede usar una persona mayor, lo puede usar una persona con discapacidad. En un futuro si las personas mayores no tienen discapacidad, al menos tendrán problemas de movilidad por la edad”, aclaró Saez.
“No es lo mismo que una persona tenga que escalar para subir a un bus a que no lo tenga que hacer, es mucho más seguro, se siente más confiada, se siente con más ganas de ir, y repercute en su calidad de vida, porque no solo lo usaría para ir al médico, lo usaría para visitar algún nieto, verse con los amigos para hacer alguna actividad”, agregó.
Por su parte, desde CIDCCA señalaron que en el presente muchas veces no se perciben los trabajos que se hacen por generar entornos amigables y que solo cuando se llegue a una edad mayor, se tendrá consciencia de lo importante que ha sido implementar prácticas de accesibilidad.
“Cuando empecemos a envejecer el cuerpo nos va a empezar a pasar factura; las rodillas nos van a empezar a doler, vamos a escuchar un poco menos, a ver un poco más borroso y allí es donde vamos a ver la importancia de la accesibilidad dentro de las ciudades amigables”, indicó Moreno.
Frente al papel de los estados, es necesario que las ciudades y sus gobiernos trabajen de forma eficiente para generar políticas que promuevan cambios en la vivienda, el urbanismo, el transporte, los sistemas de salud, la educación, la recreación y la participación ciudadana, sectores donde se basa el desarrollo de una ciudad verdaderamente amigable.
“Una ciudad donde se excluya a las personas mayores, va a ser una ciudad que dentro de 30 años va a tener poco movimiento en todo sentido, tanto económico como de inclusión social; en el futuro van a haber muchas personas mayores. Es como crear una ciudad para todos, las entidades gubernamentales deben aprender a mirar con los ojos de las personas mayores”, dijo Saez.
En el plano local, según Moreno, el trabajo se ha hecho con juicio, sin embargo, es necesario realizar una labor estricta de veeduría para garantizar que las normas, leyes y decretos que se han creado para este fin, realmente se cumplan.
“Al sector gobierno hay que invitarlo a seguir adelante, a no desfallecer; en Colombia el Ministerio TIC, el de Comercio y Turismo y la Presidencia han hecho cosas increíbles para garantizar un país amigable para todas las personas que nos visitan y para quienes vivimos en él”, dijo Moreno.
“Hay normas, hay leyes, hagamos más fuerza para garantizar el cumplimiento de esto; ya pasamos la etapa de planificación, ahora hagámoslo cumplir, que sea real, que deje de ser un sueño y garanticémonos a todos una vejez más bonita, más amigable para que seamos autónomos cuando el cuerpo nos empiece a pasar factura”, dijo Moreno.
Sin embargo, la responsabilidad no solo recae en las esferas del estado, también hay que contemplar el plano académico, pues la formación, afirma Moreno, es fundamental para que los encargados del diseño y planeación de los futuros entornos tengan presente los conceptos de ciudades amigables y accesibilidad desde su gestación.
“Qué importante es que los futuros planificadores de ciudad tengan claros cuáles son los criterios de accesibilidad; tengan claro por qué se piensa desde accesibilidad y el diseño universal y el valor agregado que le podemos dar a esta ciudad si la volvemos amigable, incluyente y accesible”, agregó Moreno.
A la hora de hablar de turismo, tanto Saez y Moreno coinciden en afirmar que las ciudades amigables tienen un plus ante los otros destinos y señalaron que es un renglón de la economía que de ser aprovechado generaría importantes beneficios para las comunidades que reciban a los viajeros.
“Si se vende bien y se enteran las personas es un buen gancho (…) los viejos también pueden ir a lugares donde hay jóvenes, pueden hacer otras actividades”, dijo Saez.
“Si nos ponemos en el radar de ciudades y países accesibles que hay en el mundo y lo pasamos a cifras, sería un negocio muy interesante para Colombia y como responsabilidad de país creo que no lo debemos a todos”, concluyó Moreno.
Conozca el Parque Accesible Saldarriaga Concha construido en Chía Cundinamarca aquí.