Su experiencia como persona ciega le ha enseñado lo difícil que puede ser acceder a oportunidades educativas y laborales; pero también que, al abrir la mente y trabajar con determinación por cumplir los sueños, es posible alcanzarlos.
César Iván Martínez González es de Cúcuta (Norte de Santander), tiene 34 años y quedó ciego hace 12, cuando ya era un adulto y estaba buscando una formación profesional. Tuvo éxito porque obtuvo una beca y, más adelante, una oportunidad laboral que hoy le permite contribuir a cerrar esas brechas que él mismo ha experimentado y, lo mejor, en su ciudad natal.
Por medio del Fondo de Apoyo Financiero para Estudiantes con Discapacidad en Educación Superior, que otorga la Fundación Saldarriaga Concha y el Icetex, César comenzó a tejer su historia con la fundación y con el uso de la tecnología para su propósito de cerrar brechas.
Antes de obtener este apoyo financiero, se graduó como tecnólogo en Ingeniería Industrial de una universidad pública de Cúcuta y en el camino descubrió su pasión por la enseñanza y la tecnología. Se vinculó a Convertic, el programa del Ministerio de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC), que promueve la inclusión digital de las personas ciegas y con baja visión a través de dos softwares: ZoomText y Jaws.
Comenzó a dar clases de tecnología a niños, adolescentes, personas mayores y también a internos en las cárceles, lo que le significó una experiencia profundamente transformadora. A través de este trabajo, demostró que la discapacidad no debe ser un obstáculo para alcanzar metas ni para aprender.
“Descubrí que mi limitación visual no me definía como persona. Aprendí a aprovechar todas las oportunidades que la vida me brindaba y a enfrentar los desafíos con valentía y entusiasmo”, comenta.
Fue así como descubrió las becas de la Fundación Saldarriaga Concha y el Icetex, de las cuales fue beneficiario, aunque algunas instituciones educativas le cerraron las puertas porque no estaban preparadas para ofrecer una educación inclusiva.
Las puertas se van abriendo
Ante este desafío, estudió de manera virtual en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), que solo le exigió tener habilidades en el uso de la tecnología, algo que él ya dominaba. De este modo, en 2020, alcanzó su meta y se graduó como psicólogo.
“Yo no pensaba estudiar gratis, estaba buscando cómo pagar mis estudios, y al final me condonaron la beca. Les digo a los jóvenes que no busquen estudiar gratis, sino que busquen la oportunidad. El objetivo es estudiar. Si tienen eso en mente, las puertas se abrirán. Con la beca, descubrí que existen organizaciones que realmente se preocupan por las necesidades de los demás”, dice César.
Él destaca la importancia de que esta beca siga vigente. Ha conocido a muchos beneficiarios que, al igual que él, la beca les ha transformado la vida. Resalta que el estudio tiene el poder de cambiar perspectivas y abrir nuevas oportunidades. Al finalizar sus estudios, gracias a sus habilidades y competencias, consiguió varios contratos laborales.
Sin saberlo, en su camino volvió a cruzarse con la Fundación Saldarriaga Concha, esta vez a través del programa HUB Diversidad Digital Colombia. Esta iniciativa, inspirada en un exitoso modelo español, tiene como objetivo cerrar la brecha digital para las personas con discapacidad y, de esta manera, responder a las crecientes demandas laborales del sector de las tecnologías de la información (TIC).
Desde 2024 y hasta 2026, gracias al apoyo financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), en colaboración con la Cooperación Española y la Embajada de España en Colombia, HUB Diversidad Digital Colombia se está ejecutando en Chocó, Antioquia, Nariño, Cauca, Valle del Cauca y Norte de Santander.
Consultor en Cúcuta
Entre las organizaciones colaboradoras para hacerlo posible, están: la Fundación Saldarriaga Concha, Fundación Integralia DKV, Unidos en Red, Fundación Corona y Pacto de Productividad Colombia.
En Cúcuta (Norte de Santander), el consultor encargado es César. Su misión consiste en visitar instituciones de formación para el trabajo y agencias de empleo para fortalecerlas en temas de inclusión, además de acompañar a las personas con discapacidad en sus procesos de desarrollo de competencias y vinculación laboral.
Para César, trabajar en este proyecto es esencial para cerrar la brecha laboral que él mismo vivió como persona con discapacidad. Asegura que es una oportunidad para demostrar que, aunque aún existen barreras, también hay entidades que creen en las habilidades de las personas con discapacidad. Además, que los papeles se han invertido: primero recibió esa oportunidad y hoy tiene el privilegio de brindársela a otros, con un especial orgullo de hacerlo en su ciudad natal.
“Mi propósito es claro: romper estereotipos y ayudar a otros a superar sus propias limitaciones. La tecnología se convirtió en mi herramienta para enseñar y empoderar a las personas con discapacidad visual. Creo firmemente que la actitud y la determinación son fundamentales para alcanzar nuestros sueños y metas, sin importar las dificultades que enfrentemos en el camino”, concluye.