El proceso de envejecimiento y el deterioro cognitivo son dos procesos diferentes
22 julio, 2021

El deterioro cognitivo es un tema que inquieta tanto a las personas mayores como a sus familias y cuidadores, debido, entre otras razones, al alto costo emocional y económico que conlleva.

Según la OMS, se trata de una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en todo el mundo, por lo que es importante entender cuáles son los cambios normales que se presentan durante el envejecimiento y cuáles son síntomas de alarma que pueden indicar un deterioro cognitivo.

Las causas del deterioro cognitivo son diversas. Algunas son prevenibles a través de hábitos saludables y otras no, como la edad. La prevalencia de demencias durante la vejez en Colombia alcanza el 9,4% de las personas, según la encuesta SABE 2015.

Sin embargo, en todos los casos, la detección y tratamiento tempranos son fundamentales a la hora de mejorar las condiciones cognitivas de las personas y en algunos casos, frenar su deterioro.

Los cambios en la vejez: qué es normal y qué no

Lo primero que las personas deben tener claro, señala Marcela Tenorio, Profesora de la Universidad de Los Andes (Chile) y Directora Alterna del Instituto Milenio para la Investigación del Cuidado (MICARE), es que el proceso de envejecimiento y el deterioro cognitivo son dos procesos diferentes.

El cerebro, como ocurre con otros órganos del cuerpo, sufre una serie de cambios a medida que las personas envejecen. Esta es la razón por la que se presentan diversos cambios como, por ejemplo, disminución en la fluidez del lenguaje, mayor dificultad en la planeación de tareas no rutinarias y de evocación de recuerdos, olvidos esporádicos, entre otros. “Todo esto hace parte del proceso de envejecimiento normal que, más allá de generar incomodidad, no interfieren en la vida cotidiana de las personas”.

Sin embargo, explica Tenorio, cuando estas situaciones se comienzan a presentar de forma continua y permanente o representan un cambio drástico en el comportamiento de la persona alterando su vida, hay que consultar porque pueden ser síntomas de un deterioro cognitivo. La familia aquí tiene un papel fundamental, en cuanto pueden ayudar a identificar señales de alerta que indiquen que algo no está bien.

De acuerdo con el Doctor Jeffrey Keller, fundador y director del Instituto de Investigación y Prevención de la Demencia en Baton Rouge, Louisiana, “una persona que lleva un envejecimiento normal puede tener algunos lapsos de memoria. Sin embargo, es más importante notar que, si al perder las llaves, son capaces de volver sobre sus pasos para encontrarlas. También importa si pueden retener información el tiempo suficiente para llevar a cabo una tarea de varias partes como llenar formularios médicos, incluso si se les interrumpe mientras lo hacen”.

La Guía educativa sobre hábitos de vida saludables para reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas de la Universidad Nacional (2018), incluye la imposibilidad de realizar tareas cotidianas como manejar el dinero, hacer transacciones bancarias, tomar medicamentos, orientarse, entre otros, como señales de alarma que nos indica que necesitamos prestar atención a la salud de nuestro cerebro.

Causas del Deterioro Cognitivo

“Hoy sabemos que el deterioro cognitivo tiene, entre otras, unas bases de orden genético, pero también sabemos que ese porcentaje no es tan alto como se piensa”, señala Lina María González Ballesteros, Líder de Salud y Bienestar de la Fundación Saldarriaga Concha.

Según la Guía educativa de la Universidad Nacional, algunos factores de riesgo asociados a los trastornos neurocognitivos primarios no se pueden modificar, como la edad, los antecedentes familiares de demencia y los factores genéticos (mutaciones en genes). Mientras que otros factores sí, entre los que se encuentran:

    • Enfermedad vascular, diabetes mellitus, hipertensión arterial, dislipemia, obesidad, hipercolesterolemia.
    • Dieta alta en grasas.
    • Sedentarismo.
    • Escasa actividad intelectual.
    • Exposición a estrés.
    • Ausencia de redes de apoyo familiar o social.
    • Tabaquismo y consumo de alcohol.
    • De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los signos y síntomas del deterioro cognitivo y la demencia, según el tiempo de evolución son:

Etapa temprana: a menudo pasa desapercibida, ya que el inicio es paulatino. Los síntomas más comunes incluyen:

    • Tendencia al olvido.
    • Pérdida de la noción del tiempo.
    • Desubicación espacial, incluso en lugares conocidos.

Etapa intermedia: a medida que la demencia evoluciona hacia la etapa intermedia, los signos y síntomas se vuelven más evidentes y más limitadores. En esta etapa las personas afectadas:

Empiezan a olvidar acontecimientos recientes, así como los nombres de las personas.

    • Se encuentran desubicadas en su propio hogar.
    • Tienen cada vez más dificultades para comunicarse.
    • Comienzan a necesitar ayuda con el aseo y cuidado personal.
    • Sufren cambios de comportamiento, por ejemplo, dan vueltas por la casa o repiten las mismas preguntas.

Etapa tardía: en la última etapa de la enfermedad, la dependencia y la inactividad son casi totales. Las alteraciones de la memoria son graves y los síntomas y signos físicos se hacen más evidentes. Estos incluyen:

    • Creciente desubicación en el tiempo y en el espacio.
    • Dificultades para reconocer a familiares y amigos.
    • Necesidad cada vez mayor de ayuda para el cuidado personal
    • Dificultades para caminar.
    • Alteraciones del comportamiento que pueden exacerbarse y desembocar en agresiones.

¿El deterioro cognitivo se puede prevenir y/o frenar?

Según el Ministerio de Salud y Protección Social, en la actualidad no existe suficiente evidencia científica que permita saber de qué manera se puede evitar la enfermedad, sin embargo, hay estudios que sugieren que se puede reducir el riesgo de tener demencia con ciertos hábitos como:

Actividad física: los estudios han demostrado que el ejercicio físico regular reduce el riesgo de desarrollar demencia y puede desacelerar el deterioro cognitivo en aquellos que ya han comenzado a presentar síntomas.

La Guía educativa de la Universidad Nacional señala que la actividad física mejora la cognición debido a que:

    • Aumenta el flujo sanguíneo cerebral.
    • Aumenta la capacidad aeróbica, es decir, la capacidad del organismo para funcionar eficientemente con poco esfuerzo y poca fatiga.
    • Aumenta el suministro de nutrientes al cerebro y promueve la eliminación de desechos del cuerpo.
    • Estimula factores de crecimiento como factor neurotrófico derivado del cerebro: una molécula que aumenta la supervivencia neuronal, mejora el aprendizaje y protege contra el deterioro cognitivo.

De acuerdo con Marcela Tenorio, es importante la realización de actividades que impliquen un gasto cardiovascular como caminar, trotar, aeróbicos, baile o yoga, en una intensidad moderada de al menos tres veces a la semana.

Alimentación: la alimentación juega también un papel fundamental. Según la Organización Mundial de la Salud la buena alimentación está asociada con la reducción de riesgo de Deterioro Cognitivo Leve y de enfermedad de Alzheimer. La dieta mediterránea, por ejemplo, baja en grasas saturadas y rica en frutas, verduras, frutos secos, granos, aceite de oliva y pescado, es altamente recomendada.

Dormir bien: dormir menos de seis horas diarias disminuye la producción de nuevas neuronas, suprime las respuestas del sistema inmune, genera estrés y riesgo de muerte de células nerviosas, por lo que la recomendación de la Universidad Nacional es dormir entre 7 y 8 horas cada noche.

Redes de apoyo fuertes: Varias investigaciones a nivel mundial permiten ver una asociación positiva entre las relaciones sociales de las personas mayores y mejores condiciones cognitivas y físicas.  Al mismo tiempo, otras investigaciones han demostrado que los mayores sufren soledad, aislamiento social o que no tienen una red de apoyo fuerte, son más propensos a tener una muerte prematura y a sufrir más enfermedades crónicas que son factor de riesgo para el deterioro cognitivo.

Por esta razón, se recomiendan las actividades donde se requiera apoyo social como eventos, cursos, talleres, entre otros.

Disminuir el estrés: de acuerdo con la guía de la Universidad Nacional existe evidencia de asociación entre altas concentraciones de cortisol, conocida como la hormona del estrés, el deterioro de la función cognitiva y la alteración en estructuras cerebrales relacionadas con funciones como la memoria.

“Las actividades de ocio tienen un efecto importante sobre la disminución del estrés, al tiempo que genera activación cerebral, ya sea asistiendo a eventos culturales, leyendo libros o publicaciones periódicas, tocando música o cantando en un coro, resolviendo crucigramas y toda una amplia gama de ejercicios ajustados a los gustos y necesidades de las personas”, precisa la guía.

Estimulación mental:

Aunque antes se pensaba que el cerebro tenía una estructura fija, ahora se sabe que en algunas regiones el nacimiento de nuevas neuronas se prolonga a lo largo de la vida y se puede estimular, explica la Guía de la Universidad Nacional. “Gracias a la plasticidad, el cerebro logra nuevas funciones mediante la transformación de sus conexiones”.

“Cuando realizamos actividades que requieren atención, organización de la información toma de decisiones y elaboración de planes, el cerebro de mantiene activo. Y, si además generamos nuevos conocimientos como aprender un idioma, interpretar un nuevo instrumento, viajar y conocer lugares diferentes, el cerebro se ve obligado a crear nuevas redes lo cual hace más complejas sus conexiones y lo prepara mejor para la vejez”.

Todas estas actividades, favorecen lo que se conoce como reserva cognitiva, concepto que se refiere a las capacidades estructurales y dinámicas que tiene el cerebro para adaptarse al deterioro que se presenta en el envejecimiento.

La reserva cognitiva, explica Lina María González, “se asocia a las actividades que ponen la cabeza a funcionar y que nos ayudan a tener nuevas ideas y nuevas maneras de pensar. Existe evidencia que muestra que las personas mayores que llevan a cabo múltiples actividades o pasatiempos, de forma regular, disminuyen en 38% el riesgo de presentar alteraciones cognitivas”.

La clave, según el geriatra Carlos Cano, es que se traten de actividades que pongan la mente a funcionar de manera proactiva y analítica, no automática.

En esto concuerda Juan Guillermo Ávila, docente e investigador del Instituto de Neurociencias de la Universidad del Bosque y director del programa Cerebros en Acción. “Muchas personas suelen decir que leen el periódico todos los días, pero cuando les preguntas tres noticias del día no logran identificarlas”, explica.

En este sentido, Ávila recomienda implementar en el día a día formas de romper con los rituales. “A lo largo de la vida las personas desarrollamos muchas rutinas que nos llevan a realizar las mismas actividades todos los días casi que de forma automática. Y las personas mayores, por ejemplo, se vuelven muy efectivas en esto, por lo que siempre hay que fomentar la diversidad en las actividades para que salgan de su zona de confort”.

Lina María González destaca también los beneficios de la lectura y la escritura, actividades que aborda la iniciativa Historias en Yo Mayor, de la Fundación Saldarriaga Concha y la Fundación Fahrenheit 451, un laboratorio de escritura creativa para personas mayores que brinda herramientas para que, a través de la construcción de historias, encuentren un canal de esparcimiento que enriquezca su calidad de vida: “Al favorecer que los participantes se vuelvan a acercar a sus historias o creen nuevas a través del cuento, lo que uno termina encontrando es que no solo hay un impacto en la memoria sino también en el lenguaje y en el fortalecimiento de las redes de apoyo de las personas mayores”.

Otras directrices de la OMS para la reducción de los riesgos de deterioro cognitivo y demencia incluyen la reducción o el abandono del tabaco y las bebidas alcohólicas, el control del sobrepeso y la obesidad, el adecuado tratamiento de enfermedades como la hipertensión, la diabetes, la depresión y la hipoacusia.

Por último, le recomendamos visitar Me cuido Activo, una iniciativa de la Fundación Saldarriaga Concha con la que las personas mayores y sus cuidadores pueden adquirir herramientas para mejorar la forma en que se cuidan, desarrollar habilidades nuevas, hábitos de vida saludables y mejorar su salud mental.

El diagnóstico temprano es clave

Aunque en la actualidad no hay un tratamiento para curar la demencia, se siguen realizando diversos estudios para determinar sus causas y cómo evitar la progresión de la enfermedad. Es por esto que, de acuerdo con el Ministerio de Salud y Protección Social, todos los esfuerzos en Atención Primaria en Salud están orientados hacia la intervención de los factores de riesgo identificados y a las acciones que ayuden a mejorar la calidad de vida quienes padecen la enfermedad y sus familias.

En ese sentido, el diagnóstico temprano resulta determinante ya que una intervención a tiempo ha demostrado un gran impacto para frenar el desarrollo de la enfermedad.

“Una de las grandes dificultades con el diagnóstico temprano es que las personas confunden los cambios asociados al envejecimiento con el deterioro o, por el contrario, consultan de manera tardía porque piensan que las alteraciones que se están presentando son normales, por eso es muy importante saber diferenciar los dos procesos”, señala explica Carlos Cano, Jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario San Ignacio.

Consejos para un envejecimiento activo

A pesar de que existen factores de riesgo que no se pueden controlar, reducir la exposición a condiciones y sustancias que perjudiquen la cognición, así como aumentar las actividades que ayuden a conservarla, pueden ser fundamentales a la hora de prevenir o postergar la aparición del deterioro cognitivo.

Manténgase Mentalmente Activo:

    1. Lea, escriba, resuelva crucigramas y rompecabezas.
    2. Juegue ajedrez, domino, damas u otros juegos de mesa o juegos de computador.
    3. Pruebe métodos especiales para el entrenamiento de la memoria (entrenamiento cognitivo).
    4. Viaje durante los fines de semana y días feriados con su familia y amigos.

 Haga Actividad Física Regular:

    • Al menos 5 días de la semana durante 30 minutos/día
    • Conozca los grupos que existen en su comunidad que se especializan en actividad física para las personas mayores.
    • La caminata, natación, bicicleta y ejercicios de estiramiento son buenas opciones de acuerdo con sus condiciones médicas y limitaciones.

 Adopte una Dieta Saludable:

    • Evite los alimentos procesados, siempre es mejor lo natural.
    • En caso que sea posible haga del pescado su principal fuente de proteína.
    • Tenga una dieta lo más variada posible.
    • Mantenga un peso adecuado.

Sea un Miembro Activo dentro de su Comunidad:

    • Inscríbase en actividades educativas que estén disponibles en su comunidad (clases de arte, música, tejer y cerámica, entre otros).
    • Asista a charlas, talleres de lectura, celebraciones y ceremonias.

Cuide su Corazón y Otros Órganos:

    • La mayoría de las condiciones médicas pueden controlarse con un adecuado tratamiento.
    • Asista al médico una vez al año o más en caso de que tenga una condición que lo amerite.
    • No fume.
    • No consuma sustancias psicoactivas
    • Restrinja su consumo de alcohol al mínimo