El sonido de la guerra
6 mayo, 2019

En la charla El sonido de la guerra, realizada en la Filbo 2019, el director del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, Arturo Charria, habló con Jenny Vergara, una mujer sorda con amplia experiencia en capacitación de la Lengua de Señas Colombiana (LSC) para personas oyentes y estudiante de periodismo, y con el autor del libro ‘Tierra verde calcinada’, el periodista Juan Miguel Álvarez.

La charla estuvo enfocada en conocer cómo han vivido y narrado la violencia armada en el país desde sus diferentes roles. Jenny, como persona con discapacidad auditiva, y Juan Miguel como cronista.

Los silencios

“¿Qué implica que el tema más importante para el país fuera inaccesible para personas sordas?, le preguntó Arturo a Jenny.

“La mayoría de las personas oyentes sabían de todo ese proceso problemático. Sin embargo, las personas sordas no teníamos acceso a esa información (…) Había una información restringida, cortada, no teníamos conocimiento de algunos términos que se manejaban allí como víctimas, conflicto armado, desplazamiento”, comentó Jenny.

“La comunidad sorda puede comprender que la lengua oficial sea el español y que en esa medida la información sea entregada en esa lengua, pero no por esto las personas sordas debían quedar excluidas. Con el agravante de que en algunas zonas rurales algunas personas no conocían la lengua de señas porque no cuentan con acceso a la educación y por lo mismo creaban códigos caseros para comunicarse”, agregó.

Por su parte, Juan Miguel Álvarez desde su quehacer como periodista, comentó que los silencios lo han llevado a realizar una investigación más exhaustiva con las comunidades en el campo y ha aprendido el valor de compartir la información; “evito caer en la mordaza del periodismo inmediato, para moverme a un periodismo más profundo”, señaló.

Traducción

La conversación continuó y el interés de Arturo por la traducción fue evidente; por ejemplo, el hecho de que la categoría víctima no existiera en lengua de señas llamó su atención por lo que esa fue su siguiente pregunta.

“Lo que significa la memoria de país y el símbolo de la flor de no me olvides, requería un trabajo arduo de creación de nuevas señas”, dijo Jenny además de señalar la importancia que tuvo realizar la conceptualización a través de una figura literaria tan popular como el cuento.

Con esta estrategia, implementada en las ciudades, se utilizó la línea del tiempo para permitirle a la comunidad sorda recordar y recoger las opiniones de jóvenes y adultos.

En este sentido, Juan Miguel aseguró que “con las poblaciones indígenas ocurre cualquier cantidad de acciones no incluyentes”, y agregó que en la construcción de los diálogos ha necesitado doble traducción para poder interactuar con las comunidades.

“Hay comunidades muy apartadas que también tienen problemas para transmitir sus ideas políticas con el Estado (…) no tienen cómo contar qué es lo que les está pasando”, dejando en evidencia las necesidades de comunicación y traducción de los diferentes grupos poblacionales para comprender lo que sucede en su entorno.

Ausencia del Estado

Para Juan Miguel la ausencia del Estado ha sido pieza clave durante el conflicto. “Es un problema esencialmente político, las regiones apartadas sufren de la ausencia de estado y una de las instituciones que pudiera ayudar sería la Unidad Nacional de Víctimas”, señaló el periodista, haciendo énfasis en la falta de atención a las víctimas y en el escaso acercamiento que tienen las instituciones con las poblaciones vulnerables.

“Para una víctima contar su historia por primera vez es un ejercicio terapéutico y al país le falta todavía mucho en la acción de recuperar o de escuchar a todas las personas que han sufrido la guerra”, agregó.

Cambio social

Finalmente, Arturo se interesó por la forma en la que el trabajo realizado con víctimas ha transformado prácticas cotidianas y le preguntó a Jenny en qué forma los trabajos relacionados con memoria, víctimas y conflicto la habían beneficiado y si la percepción que tenía de ese país que veía en silencio había era otra.

“Si esto les ha pasado a los oyentes, como será a las personas sordas víctimas del conflicto armado que quizá ha sufrido las diferentes violencias en el territorio nacional” respondió Jenny.

Al respecto, Juan Miguel señaló que Colombia es un país que se piensa de dos maneras y en esa medida, “la transformación en mi ha sido tratar de comprender que hay muchas razones en ese país profundo para no creer en el Estado, para no creer en la idea de nación, para tener cierto resentimiento por una parte de la población y por una parte del Estado”.

“La sola idea de construcción de nación es tan urbana, tan académica, que plantearla en una zona rural apartada es un poco utópico”, concluyó.

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