Dentro del convenio de Educación Inclusiva con el Ministerio de Educación y con el apoyo técnico del Ministerio de Salud, en octubre de 2019 se llevó a cabo la primera fase del proyecto Emociones: Conexión Vital, donde formamos en la metodología de resiliencia desarrollada por la Fundación Saldarriaga Concha a 350 docentes y docentes orientadores de Valledupar, Sincelejo, Quibdó, Buenaventura y Popayán.
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Este proyecto se hizo gracias a la experiencia de la Fundación Saldarriaga Concha en Resiliencia.
Desde 2015, la Fundación Saldarriaga Concha ha trabajado en varias estrategias para mitigar la violencia y promover la salud mental de los colombianos. Entre ellas la resiliencia como estrategia para mitigar la violencia y promover la salud mental. Dichas estrategias han sido probadas y evaluadas y a partir de ellas se desarrolló un modelo propio basado en la resiliencia.
Entendemos la resiliencia como la capacidad de recuperación de una persona después de enfrentar experiencias traumáticas. En otras palabras, se refiere a la superación de la adversidad para tener éxito y la resistencia al estrés para enfrentar adecuadamente las distintas situaciones vitales.
Como resultado de estas estrategias:
- 586 agentes educativos formados
- 600 personas mayores aprendieron técnicas de resiliencia
- 2.990 familias y cuidadores formados
- 22 municipios participaron en esta estrategia
- Aumento de 7 puntos en la escala CDRISC, con respecto a la línea de base. Esta escala mide la resiliencia: Connor and Dadvison Resiliency Scale.
- Descenso de 8,5 puntos en promedio en la escala de ansiedad de Hamilton.
Conozca los proyectos de resiliencia desarrollados:
- 2015-Alianza ICBF-Fundación Saldarriaga Cocha
- 2017 a 2018 – Lazos de Reconciliación – USAID/Acdi Voca
- 2017 a 2020 Me Cuido Activo en Manizales y Caldas
- 2019-2020 Rehaser –Resiliencia y Habilidades para la Consolidación del Ser-
- 2019-2020 Emociones-Conexión Vital
Cifras sobre violencia y salud mental en Colombia
Según la Encuesta Nacional de Salud Mental de 2015, un alto porcentaje de la población colombiana ha experimentado, en su vida, algún tipo de violencia. Paradójicamente, estas altas tasas de exposición a eventos violentos pueden estar relacionadas con el hecho de que la violencia sea aceptada por casi un cuarto de la población nacional como método de crianza o mediación de problemas.
Otro hecho inquietante encontrado en la Encuesta Nacional de Salud Mental de 2015 es que a los colombianos nos cuesta trabajo reconocer las emociones del otro, en especial las emociones negativas: solo el 19,7% reconoce los rostros de miedo, el 21,8% de asco y 27,4% de tristeza.
Asegura esta misma encuesta que “las violencias son asuntos que le competen a la salud mental, no solo en la atención de sus víctimas, sino también en la prevención de esas conductas. Se requieren intervenciones dirigidas no solo a quienes la padecen o la han padecido, sino a quienes las provocan, partiendo de develar la naturalización y la aceptación social de la inequidad, la explotación y la discriminación”.