Esta es una propuesta para transformar la práctica pedagógica desde la inclusión y la equidad desde la primera infancia.
Aproximadamente el 90% del desarrollo del cerebro del ser humano se da en la primera infancia, una etapa que comprende desde la gestación hasta los seis años. En este periodo, de acuerdo con aeioTU: “la exploración, la curiosidad, la invención y la sensibilización que pueda brindarse al niño son cruciales para el resto de su vida, y, por consiguiente, es una etapa oportuna y vital para generar diálogo, pensamiento, creación, recreación y construcción de aprendizajes significativos de la vida, desde las relaciones con los pares, los adultos, el entorno y la sociedad”.
Según Unicef, “Un niño alcanza su máximo potencial cuando tiene alimentación adecuada, estimulación temprana, oportunidades de aprendizaje, protección, cuidado y salud”, de ahí a que se trate de un periodo determinante en la vida de todo individuo, en el que debe garantizar una atención integral y sentar las bases para el aprendizaje y la participación.
La Convención sobre los Derechos del Niño establece los derechos humanos básicos de todos los niños del mundo como el derecho a la supervivencia, a desarrollarse plenamente, a ser protegidos de influencias perjudiciales, del abuso y de la explotación, y a participar plenamente en la vida familiar, cultural y social, y reconoce la importancia de la asistencia y el apoyo de la familia.
En dicha Convención, dos artículos hacen referencia a los niños y las niñas con discapacidad: el número 2 que establece el principio de la no discriminación, incluyendo la discapacidad como motivo de protección frente a la discriminación, y el artículo 23 que destaca los esfuerzos especiales que los Estados deben hacer para que se cumplan esos derechos.
En ese sentido, Colombia cuenta con la Ley 1804 de 2016, por la cual se instaura la política de Estado para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia de Cero a Siempre, que sienta las bases conceptuales, técnicas y de gestión para garantizar el desarrollo integral de todos los niños y las niñas.
Esta política pública: “concibe a las niñas y los niños como sujetos de derechos, únicos y singulares, activos en su propio desarrollo, así como interlocutores válidos, integrales, y reconoce al Estado, la familia y la sociedad como garantes de sus derechos”.
Atención integral para todos los niños y las niñas
La Atención Integral, de acuerdo con los Fundamentos Políticos, Técnicos y de Gestión de la Estrategia de Atención Integral a la Primera Infancia, es “el conjunto de acciones intersectoriales, intencionadas, relaciónales y efectivas encaminadas a asegurar que en cada uno de los entornos en los que transcurre la vida de los niños y las niñas, existan las condiciones humanas, sociales y materiales para garantizar la promoción y potenciación de su desarrollo”.
Para asegurar su calidad, la atención integral debe ser:
- Oportuna: que se da en el momento propicio y en el lugar que corresponde.
- Flexible: que está abierta a adaptarse a las características de los niños y las niñas, así como de sus contextos y entornos.
- Diferencial: que es sensible las particularidades de los niños y las niñas en razón de la diversidad de situaciones, condiciones y contextos, y actúa intencionadamente sobre los entornos para transformar situaciones de discriminación en razón a las diferencias.
- Continua: que no debe interrumpirse para garantizar los tiempos que los niños y las niñas requieren en su proceso individual de desarrollo.
- Complementaria: que sus acciones tienen la cualidad de contribuir a la integralidad de la atención como resultado de la interacción y articulación entre los actores responsables de la protección integral de las niñas y niños.
Inclusión y equidad en la primera infancia: el valor de la diferencia
Cerda[1] afirma que la atención a la primera infancia nace con una doble función: por un lado, la función asistencial orientada a dar respuesta a las necesidades básicas de las niñas y los niños, tales como protección alimentación y salud; y por otro, la función educativa a la que se le asigna como finalidad, preparar a estos para el nivel de educación primaria.
En esta función educativa, la inclusión social se convierte en una base fundamental, en tanto se entiende que cada individuo tiene unas particularidades o diferencias y debe contar con propuestas de aprendizaje flexibles que aseguren el acceso al conocimiento en igualdad de condiciones, y que, a su vez, permitan a los niños y a las niñas relacionarse con otros y participar en todos los escenarios.
La UNESCO indica que la inclusión en la primera infancia es un proceso que ayuda a superar los obstáculos que limitan la presencia, la participación y los logros de todas y todos los estudiantes, y pone en el centro al estudiante, el respeto y la valoración de la “diversidad”. Promover la atención integral en la educación inicial significa, entonces, reconocer a las niñas y los niños en el ejercicio de sus derechos, conocer sus intereses, gustos, necesidades y formas de comunicarse, lo que implica planear experiencias pedagógicas teniendo en cuenta su momento particular de desarrollo.
En el referente técnico “El Sentido de la Educación Inicial” del Ministerio de Educación Nacional (2014) lo diferencial está en que algunos niños y niñas pueden requerir ajustes en su atención, en términos pedagógicos, didácticos, físicos, culturales y sociales, entre otros, y mayores recursos materiales y simbólicos que beneficien a todo el grupo. No se trata de diseñar prácticas educativas y pedagógicas para cada niña y cada niño, sino de conjugar la riqueza que deriva de las diferencias para enriquecer los procesos de desarrollo de todas y todos.
De acuerdo con la Fundación Saldarriaga Concha, “un sistema educativo inclusivo es el que reconoce que todos somos distintos y encuentra una oportunidad en esas diferencias, no da lugar a la discriminación de ningún tipo y promueve cambios permanentes para conseguir una educación pertinente y adecuada, de acuerdo con las características del contexto”.
Acompañamiento educativo a las niñas y los niños con discapacidad
Las niñas y los niños con discapacidad deben contar con escenarios favorables, sin que sean excluidos por considerarse que están destinados únicamente a espacios terapéuticos.
En la educación de la primera infancia es fundamental prestar atención a la potenciación del desarrollo integral de las niñas y los niños con discapacidad, teniendo en cuenta que sus pares son actores fundamentales en la promoción de aprendizajes, así como en el avance de su desarrollo y participación. Es una responsabilidad de las maestras, los maestros y los agentes educativos propiciar una educación inclusiva que permita construir una generación de niñas y niños que convivan naturalmente con la diferencia.
En este camino es importante tener en cuenta que el desarrollo de los niños y las niñas es un proceso que no va en una misma ruta. “Los niños no aprenden ni de una única manera, ni de forma lineal. En aeioTU creemos que los niños, y los seres humanos en general, construyen el conocimiento en forma de espiral, por lo tanto, los procesos de aprendizaje deben responder a las particularidades de cada estudiante”, dice Diana Rubiano, coordinadora regional de aeioTU.
“Cuando un niño llega a aeioTU, lo primero que hacemos es una evaluación para conocer toda la historia de vida del niño. Aquí es muy importante lo que la familia pueda contarnos sobre el desarrollo de su hijo para poder entender la particularidad que tiene. Luego, lo que hacemos es articularnos entre maestros, para crear ambientes de aprendizaje que permitan al niño integrarse a su entorno y seguir desarrollándose a su propio ritmo”.
Para acompañar a un niño con discapacidad y lograr la inclusión desde la primera infancia, aeioTU, sugiere a las instituciones educativas, tener en cuenta los siguientes puntos:
- Realizar un seguimiento constante y consciente del niño o niña que permita identificar algún tipo de alerta que no coincida con el momento del desarrollo en la cual se encuentra.
- Generar estrategias pedagógicas en el aula y en casa que potencialicen su desarrollo infantil.
- Vincular al proceso a los demás niños, ya sean compañeros de aula, familiares, cuidadores o amigos cercanos, resaltando aquellas cosas que el niño o la niña puede hacer de forma autónoma y generando estrategias para acompañarlo en las que se le dificultan.
- Adaptar los espacios del centro educativo y del hogar en los cuales el niño o la niña está en el día a día, lo que implica, por ejemplo, eliminar las barreras físicas.
- Finalmente es importante no ser exigentes en el proceso de los niños y las niñas, puesto que cada uno lleva un proceso singular de acuerdo con su desarrollo.
Estrategias pedagógicas para la inclusión desde la primera infancia en tiempos de pandemia
“El mundo cambió de un momento a otro, pero la necesidad de seguir ofreciendo espacios significativos de aprendizaje hizo que me reinventara desde la experiencia ‘Viaje DUA, una educación inclusiva en casa’”, cuenta Elizabeth Manrique, maestra de la Institución Educativa Ricardo Borrero Álvarez de la ciudad de Neiva.
En busca de estrategias que le permitiera acercarse a los estudiantes a través de la pantalla, la maestra Elizabeth se dio a la tarea de transformar un espacio de su casa en un aula de clase. “Cada semana envío videos desde este rincón de mi casa a través de WhatsApp con mensajes motivadores y llenos de entusiasmo para que los niños aprendan divirtiéndose junto a sus familias”.
La maestra también organiza talleres de cocina o música con el objetivo de generar aprendizajes significativos en los estudiantes, e involucra a los padres y a los cuidadores en las formas de evaluación: “son ellos los que en este momento acompañan el proceso de enseñanza y de aprendizaje de sus hijos, por lo que son los que me permiten conocer, de primera mano, cuáles son sus avances”.
De acuerdo con aeioTU, existen infinidad de herramientas pedagógicas que se pueden construir para la inclusión desde la primera infancia. Estas dependerán tanto de la búsqueda y creatividad del maestro como de las conversaciones con los niños y las niñas, sus padres y cuidadores.
“Por ejemplo, los niños que se encuentran entre los 6 meses y 2 años seguramente necesitarán herramientas relacionadas con sus sentidos como texturas, olores, sonidos o juegos visuales que les permitan fortalecer estas partes de su cuerpo. Para los niños entre los 3 a 5 años, por su parte, las herramientas pedagógicas pueden estar enfocadas en procesos lógicos, de conteo, de comparación o asociación y en la motricidad fina o gruesa”.
En este proceso, resalta Johanna Salazar, asesora pedagógica de aeioTU, es importante tener en cuenta que no hay un solo camino para llegar al aprendizaje: hay mil caminos. “Nosotros ofrecemos diversidad de ambientes, materiales y experiencias significativas pensadas para que todos los niños puedan aprender de manera equitativa, sin embargo, es cada niño el que va a construir su propio camino para llegar al aprendizaje, de acuerdo con sus intereses, habilidades, gustos y capacidades”.
Finalmente, para avanzar en la inclusión desde la primera infancia es fundamental avanzar en la resignificación de la discapacidad como una condición que no impide potenciar los procesos de desarrollo de los niños y las niñas; las diferencias invitan a las maestras, maestros y agentes educativos a transformar su práctica pedagógica y a ajustar los ambientes de aprendizaje, recursos y materiales para generar experiencias intencionadas y significativas posibilitando la atención integral de todos los estudiantes.
“Los maestros deben estar a la altura de los niños, facilitar los aprendizajes y ser mediadores socioculturales, curiosos, inquietos, con miles de preguntas; que gusten de investigar y que reflexionen sobre su rol profesional en el día a día. Además, es importante que ayuden a potenciar y construir el pensamiento de los niños, brindándoles las herramientas necesarias para lograrlo”, concluye aeioTU.
Dos centros de recursos pedagógicos recomendados:
- La Fundación Saldarriaga Concha cuenta con un espacio virtual llamado ‘Centro de Recursos Maestros por la Inclusión’, que busca fortalecer los procesos de educación inclusiva en todo el país, a través de artículos, videos, entrevistas, infografías, cartillas y enlaces de interés. Este centro de recursos tiene una sección especial de inclusión desde la primera infancia.
- La organización aeioTU cuenta con la Red aeioTU, un portal web con herramientas, cursos, foros y grupos sobre educación inicial.
[1] H. Cerda. Educación preescolar: Historia, Legislación, currículo y realidad socioeconómica: Colombia, Editorial Magisterio. Bogotá, 2003.