Los asuntos relacionados con el cuidado son importantes a la hora de prevenir el maltrato en la vejez. Esto debido a que los cuidadores no son suficientemente cuidados ni se les reconoce, como es debido, la importante labor que realizan para las familias y la sociedad en general, por ello parte de las acciones que se lleven a cabo en ese camino deben enfocarse en robustecer el sistema de cuidado.
“Los mayores riesgos de maltrato están en la familia porque los cuidadores están agotados. Esa es una de las razones por las que debemos cuidar a los cuidadores”, recuerda Lina González, líder de bienestar de la Fundación Saldarriaga Concha y directora de la Misión Colombia Envejece-Una Investigación Viva.
Esta investigación evidencia los grandes esfuerzos que deben llevar a cabo los cuidadores, incluso en contra de su propio cuidado y bienestar, y la falta de apoyo que tienen para cumplir con la labor, lo cual pone en riesgo la posibilidad de una relación amorosa de cuidado.
“No estoy trabajando. Me dedico al cuidado de mi madre, las cosas que correspondan, de sus citas médicas y pues al pendiente de ella, la verdad (…) estuve algunos años trabajando con mis hermanos desempeñándome como auxiliar contable. Pero, pues ya mi madre empezó a presentar quebrantos de salud y lo tuve que dejar”, contó una mujer entre los 40 a 59 años, de Bogotá, a los investigadores de la Misión.
La Encuesta de Calidad de Vida (ECV) 2020 señala que la gran mayoría de los cuidadores, 65%, reporta no poseer ningún empleo formal y dedicarse únicamente al cuidado y oficios del hogar, también que solo 23% participa activamente en el mercado laboral.
En particular, para quienes compaginan el cuidado con actividad laboral se les dificulta el manejo del tiempo, lo que no solo puede afectar el bienestar del cuidador, sino que también puede incidir en la calidad del cuidado y por ende en el bienestar de la persona mayor cuidada.
La brecha en el uso del tiempo no solo se presenta entre los individuos dentro del mercado laboral, también los cuidadores desempleados o inactivos disponen de menor tiempo de sueño, ocio y cuidado personal que quienes no son cuidadores habituales y no poseen empleo.
Este sistema de cuidado familiar con todas sus falencias puede entrar en crisis, advierte la investigación, por cuenta de la disminución de la tasa de natalidad y el encogimiento de los núcleos familiares.
Al haber menos hijos para cuidar a sus padres, sumado a la inclusión de la mujer en el mercado laboral, se podrán dar menos posibilidades de cuidado en las familias o hacerlo bajo peligros de sobrecarga en tiempo y en trabajo por parte de los cuidadores (usualmente mujeres).
Un sistema de cuidado robusto, que ofrezca servicios de calidad, capacitación y reconocimiento económico justo a cuidadoras y cuidadores permitirá que la población adulta mayor no solo tenga bienestar si no que aporte a su núcleo familiar y al país.
Para lograrlo la investigación recomienda construir para el país un sistema de cuidado basado en las necesidades particulares y en el marco de la economía del cuidado y cerrar la brecha de cobertura de atención entre las personas mayores, tanto en términos de cantidad como de calidad de los servicios que se brindan.
El país en el camino del cuidado
Colombia ya ha dado pasos en la senda que señala la investigación. El primero lo dio con la Política Pública Nacional de Envejecimiento y Vejez 2022-2031, adoptada por el Decreto 681 de 2022. Esta tiene como propósito garantizar las condiciones necesarias para el envejecimiento saludable y la vivencia de una vejez digna, autónoma e independiente.
En ella se abordan temas como la protección del ingreso en las personas mayores, apoyo al emprendimiento, reducción de los temas de déficit habitacional, consolidación en competencias educativas y laborales, así como acceso a medios de comunicación y tecnologías de la información, crecimiento de oportunidades recreacionales y reducción de las violencias.
El segundo paso lo dio el gobierno actual. En su Plan de desarrollo 2022-2024 incluyó un aparte del Sistema de Cuidado para la vida y la paz. Allí se reconoce el cuidado como “un derecho de las personas a cuidar, a ser cuidadas y a ejercer el autocuidado sobre la base de los principios de universalidad, corresponsabilidad social y de género, promoción de la autonomía, participación y solidaridad en el financiamiento”.
El Artículo 106 determina que “se creará, fortalecerá e integrará una oferta de servicios para la formación, el bienestar, la generación de ingresos, fortalecimiento de capacidades para personas cuidadoras remuneradas y no remuneradas, así como servicios de cuidado y de desarrollo de capacidades para las personas que requieren cuidado o apoyo” e incluye a la población adulta mayor.
Además, permitió la creación del Observatorio Nacional de Envejecimiento y Vejez, en cabeza de Ministerio de la Salud y la Protección, que recopila, sistematiza, analiza y documenta información relacionada con el envejecimiento y la vejez para que sea soporte de la evaluación de la política y la toma de decisiones en torno al tema.