Tener un Día Internacional de las Lenguas de Señas es un hito para la comunidad sorda, en especial porque durante muchos años la lengua de señas fue prohibida, al punto de que en algunos colegios les ataban las manos a los estudiantes sordos para obligarlos a aprender el lenguaje oral, como ocurrió en Suiza e incluso, Colombia.
En nuestro país se practicaba la rehabilitación oral. Una experiencia que sufrió Hugo López durante su niñez y que logró superar cuando conoció la lengua de señas. “Yo hablaba, pero era como un loro porque no tenía esos procesos de desarrollo cognitivo. La lengua de señas me pareció más fácil, pero mi familia me decía: ‘no, no, no. Ustedes parecen unos monos, unos animalitos haciendo señas’”, recuerda López, miembro del equipo de Lenguas e Intérpretes del Instituto Nacional Para Sordos (Insor).
Pensaba en la respuesta de su familia y a la vez sobre lo identificado que se sentía con el grupo de personas sordas, por eso decidió asumir el reto de comunicarse con la lengua de señas. Hoy dice que fue la mejor decisión. Gracias a la lengua de señas y al contacto con esas personas sordas pudo acceder a conocimientos y a la formación académica.
Al salir de la universidad comenzó a trabajar en el Insor en el programa bilingüe para niños sordos menores de 5 años. Para él, una labor maravillosa porque está convencido del valor de la lengua de señas y de que debe ser adquirida desde bebés para garantizar el desarrollo personal y profesional de la persona sorda.
“Hay personas que dicen que un bebé no necesita lengua de señas, pero esto es un error. Se empieza ha adquirir desde bebé. Para las personas sordas debe ser una lengua adquirida no aprendida, mientras que para las oyentes sí es una segunda lengua, un proceso de aprendizaje. Esa es la diferencia”, dice López, quien es sordo de nacimiento.
La historia de López muestra un poco el avance que se ha dado en el cumplimiento de los derechos de las personas sordas a lo largo de los años, gracias a las luchas de esta comunidad. Justamente, gracias a este esfuerzo han surgido leyes, decretos y celebraciones.
Uno de los hechos por el cual esta comunidad se siente orgullosa es la proclamación del Día Internacional de las Lenguas de Señas que se celebra desde 2018, cada 23 de septiembre. El objetivo es concienciar sobre la importancia de estas lenguas para el cumplimiento de los derechos humanos de las personas sordas. Este año su lema es: ‘La lengua de señas nos une’.
La celebración fue proclamada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2017. La fecha conmemora la creación de la Federación Mundial de Sordos (WFD por su sigla en inglés) en 1951 y se da en el marco del Mes de la Persona Sorda, que tiene como frase: ‘Construyendo comunidades inclusivas para todos’. Cada año hay un slogan diferente definido por la WFD.
“Este mes es importante para recordar cómo ha sido la lucha y el sufrimiento de las personas sordas, pero también para mostrar cómo se ha transformado esa realidad. Es demostrarles a esos primeros sordos, a esos infantes sordos, motivos de orgullo por su comunidad y que son personas con identidad propia como personas sordas”, explica López. Ver especial ‘Septiembre, mes de las personas sordas’.
Una lucha que logró normas
En Colombia la lengua de señas fue reconocida oficialmente con la Ley 324 de 1996, que le exige al Estado financiar la formación de intérpretes de esta lengua y que sea usada en televisión.
También está La ley 1381 de 2010 sobre derechos lingüísticos y los de sus hablantes. Así como el Decreto 1421 de 2017, que se reglamenta en el marco de la educación inclusiva y la atención educativa a la población con discapacidad. Todo esto ha ayudado a facilitar el acceso de las personas sordas a la educación.
No obstante, según López hay retos:
- Se necesita un modelo que apoye los procesos de adquisición de la lengua de señas.
- Hace falta formación para los padres no solo en lengua de señas, sino que les permita asumir este proceso con sus bebés sordos.
- Es importante la educación bilingüe. La persona sorda debe tener la lengua de señas como primera lengua y el castellano como segunda, modalidad escrita u oral y que el docente sea bilingüe, no importa si es sordo u oyente.
Más de 300 lenguas de señas
“Según la Federación Mundial de Sordos, existen aproximadamente 70 millones de personas sordas en todo el mundo. Más del 80 por ciento vive en países en desarrollo y como colectivo utilizan más de 300 diferentes lenguas de señas”, se lee en la página web de la ONU
En Colombia tenemos la Lengua de Señas Colombiana (LSC). Cada país tiene su propia lengua de señas porque está construida con base en el vocabulario y la cultura de cada uno. En otras palabras, surge al interior de cada comunidad. Por esto mismo, dentro de nuestro país existen variaciones en la lengua de señas según la región.
En todas se destaca el movimiento de las manos, la expresión facial y corporal. Además, todas tienen componentes lingüísticos, gramaticales y fonológicos. Depende mucho de las habilidades visuales, y en cada país o región la comunidad de sordos crea vocabularios propios.
Para aprender lengua de señas, así como cualquier idioma, es importante hacer inmersión, se debe compartir con la comunidad sorda. El tiempo de aprendizaje dependerá de la persona y de algunas habilidades comunicativas
Por otro lado, está el Sistema de Signos Internacional (SSI) que utilizan las personas en eventos internacionales. Es más sencillo y tiene léxico limitado. López explica que más que una lengua es un sistema de comunicación artificial o códigos internacionales que se establecen.
“Se necesita la lengua de señas para poder ser autónomo, para generar proyectos a futuro y desarrollarse como persona”, concluye.