El maltrato y abandono de las personas mayores es una problemática social en crecimiento que merece la atención inmediata del estado, la sociedad civil, organizaciones y la comunidad en general, para lograr la sensibilización necesaria que permita entender la importancia del cuidado y atención de esta población y la necesidad de velar por el respeto de sus derechos.
Según el Departamento Nacional de Estadística -DANE-, en Colombia cerca de 6 millones de personas son mayores de 60 años de edad. Asimismo, la Encuesta Nacional de Salud, Bienestar y Envejecimiento-SABE- 2015 identificó que el 12% de las personas mayores en el país ha sufrido maltrato: el 12% reportó maltrato psicológico: 3,4% maltrato físico: 1,5% financiero; y 0,3% sexual.
En la actualidad, el índice de envejecimiento en Colombia es de 40 viejos por cada 100 adolescentes, y los cálculos prevén que en 2050 serán 124 personas mayores por cada 100 adolescentes.
Según datos del DANE, entre 2012 y 2015 murieron más viejos que niños por desnutrición: mientras que en ese periodo murieron 1.127 niños por esa causa, la cifra de viejos fue de 3.899.
Estos reportes dejan en evidencia el número de casos de maltrato contra personas mayores, por lo que se hace necesario volcar esfuerzos para mermar esta conducta que con el paso de los años se incrementa.
Familiares, personas allegadas a la familia, cuidadores y personal profesional que presta sus servicios en los centros de cuidado, suelen ser señalados como los responsables del maltrato y abuso de las personas mayores, por lo que en muchas ocasiones estos casos no llegan a ser conocidos por las autoridades competentes.
Importancia de las personas mayores en nuestra sociedad
Para la líder del área de Salud y Bienestar de la Fundación Saldarriaga Concha, la médica psiquiatra y máster en epidemiología clínica Lina María González Ballesteros, “las personas mayores son y también seremos el resultado de un proceso de envejecimiento propio de nuestra condición humana, es decir son el espejo de una sociedad que ha logrado superar las vicisitudes propias del vivir y es un logro frente a las enfermedades que antes generaban una muerte temprana de las personas”.
Así mismo, durante grupos focales realizados en Montería dentro del marco de la Misión Colombia Envejece, los participantes resaltaron la importancia de labor de las personas mayores a la hora educar y guiar a su grupo familiar.
“Yo pienso que desde el hogar uno puede guiar a los nietos y a los hijos para que sean hombres y personas de paz. Se les puede dar amor y enseñarles la tolerancia, porque con cualquier cosita nos elevamos, y ahí vienen los problemas que ocasionan la ira, la rabia. Se necesita aprender a combatir todo eso”, señaló uno de los asistentes a los grupos focales en 2015.
Además, la Misión Colombia Envejece asegura que “a través del fortalecimiento de la cultura y la educación pueden poner en práctica hábitos de paz y enseñarlos mediante el diálogo y los intercambios intergeneracionales a las personas más jóvenes”.
Por último, Gonzáles Ballesteros señal que “las personas mayores son personas activas que desempeñan un rol fundamental en la construcción del tejido social y favorecen las acciones de paz en Colombia desde lo humano, lo familiar y lo comunitario. De otra parte, los viejos de hoy, y tal como lo destacan diversos estudios, son actores relevantes en el vínculo social y el desarrollo económico, así como piezas clave y relevantes en las decisiones políticas del país”.
Qué es el maltrato
Según el Ministerio de Salud, el maltrato a las personas mayores consiste en realizar “cualquier acción u omisión que produzca daño, vulnere el respeto a la dignidad y el ejercicio de sus derechos”.
Así mismo, la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (OEA, 2015) lo define como la “acción u omisión, única o repetida, contra una persona mayor que produce daño a su integridad física, psíquica y moral y que vulnera el goce o ejercicio de sus derechos humanos y libertades fundamentales, independientemente de que ocurra en una relación de confianza”.
Tipos de maltrato
Según el trabajo ‘Violencia, maltrato y abuso en la vejez: Una realidad oculta, una cuestión de derechos’ de Claudia Sirlin, magister en Gerontología, el maltrato a las personas mayores se puede clasificar en dos categorías: Maltrato directo – individual y Maltrato indirecto – social.
En la primera categoría caben el abuso emocional o psicológico, la negligencia, el abuso o maltrato físico, el abuso financiero, el abuso sexual y el abandono, mientras que en la segunda categoría están el viejismo, el infantilismo y el maltrato cultural.
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Abuso emocional o psicológico:
Causar angustia, dolor o estrés a través de gritos, reproches, amenazas, insultos, intimidación y humillación. Según Sirlin, “se expresa mediante acciones como remedar, ignorar, chantajear, aislar, infantilizar, sobrecargar de tareas domésticas, excluir de eventos significativos, sacar de su casa, echar a la calle e impedir el ejercicio de sus derechos”.
- Abuso físico:
El uso de cualquier fuerza que pueda ocasionar daño corporal, dolor físico, deterioro o lesión. Según Sirlin, las víctimas de este abuso suelen sentir angustia, resistencia y se encogen debido al miedo que les genera el agresor.
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La negligencia:
Consiste evadir la responsabilidad frente al cuidado de las personas mayores, ya sea en negarles atención oportuna o no proveyéndolas de los insumos necesarios para su cuidado. Dejarlas solas, someterlas al abandono o al olvido, aislarlas, no suminístrales alimentos, medicamentos o servicios médicos.
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Abuso financiero:
Se presenta cuando los cuidadores o familiares hacen uso, sin autorización, de dineros, rentas, capitales o bienes de la persona mayor que está bajo su cuidado. También se ve cuando cobran sus pensiones o subsidios o cuando hacen mal uso de los poderes otorgados por el titular.
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Abuso sexual:
Cualquier acto sexual no consentido por la persona mayor.
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Abandono:
Desatención de un cuidador para suministrar atención a una persona mayor incapaz de atender sus propias necesidades.
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Viejismo o ageismo:
Según un artículo publicado en la Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social, se trata de “cualquier actitud, acción o estructura institucional que subordina a una persona o grupo por razones de edad o como asignación de roles discriminatorios en la sociedad, únicamente basados en la edad. […] Se caracteriza por prejuicios, estereotipos y discriminación contra personas adultas mayores sustentados en la creencia de que en la vejez las personas son menos atractivas, capaces, inteligentes y productivas”.
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Infantilismo:
Para Claudia Sirlin, este término obedece al “estereotipo según el cual las personas adultas mayores vuelven a ser niños y hay que tratarlos como tales”. La especialista explica que el riesgo de este tipo de abuso es que las personas mayores comiencen a asumir un papel de infantes.
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Maltrato culturar:
diferentes expertos coinciden en que este tipo de abuso obedece a las prácticas generalizadas que hacen percibir como ‘normales’, dentro de la sociedad, los diferentes tipos de abusos a los que son expuestas las personas mayores. Aquí incluyen lenguaje, tradiciones culturales, religión, la participación de medios de comunicación, como herramientas que refrendan estos comportamientos.
Señales de abuso y maltrato en la vejez
Las evidencias del maltrato físico o psicológico pueden ser muchas. Van desde señales físicas hasta comportamientos inapropiados y poco comunes que dejan claro que una persona mayor está siendo víctimas de abuso o maltrato.
La sensación de angustia y estrés en las personas mayores pueden indicar maltrato psicológico; mientras que marcas de dedos, cicatrices, moretones o fracturas son indicios de un maltrato físico, cuyas consecuencias psicológicas son resistencia extrema y miedo a sus cuidadores.
El abandono y la negligencia se pueden ver reflejadas en la mala alimentación, falta de medicamentos, malas condiciones del hogar, suciedad, elementos como lentes o audífonos deteriorados, vestimenta inadecuada y malos olores corporales.
El abuso financiero se evidencia en la desaparición de documentos, propiedades, pensiones o subsidios; además, puede provocar que la persona mayor sea internada contra su voluntad en casas de cuidado o expulsada de su hogar.
En el caso del abuso sexual se pueden generan comportamientos obscenos, tocamientos en público, exhibicionismo o
insinuaciones de tipo sexual.
Frente al viejismo o ageismo y el infantilismo, las personas mayores pueden ser segregadas, apartadas e ignoradas, quitándoles la oportunidad de participar activamente de los roles que naturalmente les corresponden dentro de su familia o la comunidad en general. Además, el infantilismo puede convertirse en una actitud que con el tiempo puede llevar a estas personas a creer que en verdad son niños y a actuar como tal.
Maltrato a las personas mayores en Colombia
Según los datos suministrados por la Policía Nacional en 2018 y las proyecciones de población del DANE para 2018, las zonas donde se conocen más casos de maltrato contra las personas mayores son Bogotá (2004), Antioquia (793) y Valle del Cauca (503), mientras que Vichada, Guainía y Vaupés son los departamentos donde menos casos se registran.
Así mismo, La Guajira es la región con mayor número de casos de violencia intrafamiliar proporcional al número de personas mayores que allí habitan, con una tasa de 3,7 casos por cada 1.000 habitantes. Bogotá ocupa el segundo lugar con 1,92 casos por cada 1000 habitantes.
Penas
La Ley de protección al adulto mayor (Ley 1850 del 19 de julio de 2017), estableció nuevas medidas para garantizar los derechos de las personas mayores en Colombia y fijó penas para castigar el maltrato intrafamiliar por abandono.
Esta ley estipula penas de 4 a 8 años de prisión y multas entre 1 y 5 salarios mínimos mensuales legales vigentes a quien someta a condición de abandono y descuido a una persona mayor con 60 años de edad o más y afecte sus salud, higiene, alimentación o vestuario.
Frente al abandono por parte de las instituciones, la ley estipula la cancelación de los permisos de funcionamiento y una multa de 20 salarios mínimos legales vigentes.
Así mismo, quien maltrate física o psicológicamente a cualquier miembro de su núcleo familiar, incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor, en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años, sin embargo, la pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes cuando la conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una persona mayor de sesenta (60) años o que se encuentre en incapacidad o disminución física, sensorial y psicológica o quien se encuentre en estado de indefensión.
Recomendaciones
La Declaración de Toronto para la Prevención Global del Maltrato de las Personas Mayores, firmada en 2002 en Canadá, entregó una serie de recomendaciones encaminadas a abolir el maltrato hacia las personas mayores.
La falta de marcos legales para poder dar seguimiento y castigar los casos que de violencia y abusos contra las personas mayores es una de las principales barreras a la hora de prevenir y combatir este flagelo.
La participación social de las personas mayores es otro aspecto que resalta la Declaración de Toronto, al igual que la capacitación de personal médico primario, pues en la mayoría de los casos, pese a estar frente a un caso de maltrato, no se diagnostica correctamente.
“En definitiva, el maltrato de las personas mayores solo se podrá prevenir en forma eficaz si se desarrolla una cultura que favorezca la solidaridad intergeneracional y que rechace la violencia (…) No es suficiente identificar los casos de maltrato de las personas mayores. Todos los países deben desarrollar estructuras que permitan la provisión de servicios (sanitarios, sociales, de protección legal, policiales, etc.) para responder de forma adecuada y eventualmente prevenir el problema”, dice la Declaración de Toronto.
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