El mundo está envejeciendo. Mientras en 1969 las personas mayores de 65 años representaban 5% de la población en 2022 es 10%, según el Banco Mundial. En Colombia, por cada 100 personas 14 son mayores de 60 años, cuando en 1985 eran siete. Como bien lo señala la Misión Colombia Envejece-Una Investigación Viva, el aumento en la expectativa de vida y la baja en la natalidad tienen mucho que ver en este cambio demográfico.
Un cambio que está retando a los sistemas de salud, cuidado, educativo, financiero, entre otros, a diseñar programas a la medida de las necesidades de las personas mayores, ya que el aumento de esta población viene acompañado de una diversidad de maneras de envejecer. La realidad es que la vejez es tan diversa como cada persona. No todos los seres humanos envejecen igual. La etnia, el género, la condición socioeconómica, el idioma, la orientación sexual, la educación, la salud, el contexto en que se habita y otros factores constituyen la diversidad de cada persona e influyen en su experiencia de envejecimiento.
Como dice la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diversidad que se aprecia en la vejez no es una cuestión de azar. “En gran medida se debe a los entornos físicos y sociales en que se encuentran las personas, puesto que ese entorno influye en sus oportunidades y sus hábitos relacionados con la salud”, asegura.
Manuel Antonio Velandia, por ejemplo, es conocido por haber liderado la primera marcha gay en Colombia y por su activismo en la lucha por los derechos LGBT en el país, para lo que se preparó muy bien, pues cuenta con 13 títulos universitarios, incluidos dos doctorados. A sus 69 años vive en Bogotá, tiene un buen cargo laboral y una pareja. Considera que disfruta de una vejez privilegiada porque puede desempeñarse en lo que quiere.
Envejecer en la ruralidad
Algo que no les sucede a otras personas con su orientación sexual que no tuvieron la misma preparación y recursos económicos. Conoce casos de personas mayores que prefieren ocultar su homosexualidad y regresar a sus hogares a ser cuidadores. “La vejez rural es mucho más complicada cuando se tiene una orientación sexual homosexual”, asegura.
En la zona rural, en general, la vejez se vive de otra manera. Jaime Alberto Gómez Vidal, de 62 años, decidió volver al campo después de sufrir un infarto. Vive en el municipio de Florida (Valle del Cauca) donde se dedica a la apicultura, imparte cursos, participa en la conservación ambiental, realiza siembras y apoya procesos agropecuarios. Su jornada comienza a las 3:30 de la mañana y termina alrededor de la 1 de la tarde, aunque madrugar no es un problema para él porque antes era panadero.
“Algunas personas esperan que las cosas lleguen solas, sin buscarlas. Con los años, nos volvemos más sagaces y debemos aprovechar esta ventaja que la juventud no siempre tiene. Vivir bien no se trata de tener todo lo económico, sino de disfrutar lo que hacemos”, dice.
La red de apoyo hace la diferencia
Ese mismo pensamiento parece ser el que anima a María Olga Pedraza, ‘la flor del Pacífico’, como la conocen en el mundo artístico donde disfruta mucho, pero tiene insuficiente sustento económico. Nació en Barbacoas (Nariño) hace 78 años y desde hace varias décadas vive en Cali (Valle del Cauca). Es autora, compositora, cantante, poeta y artesana, aunque tuvo que trabajar como empleada doméstica para mantenerse. Ahora vive del apoyo de sus hijos y de sus emprendimientos de mecatos, con recetas que ella misma crea. Justamente, en 2006, la Gobernación del Valle la eligió para representar a nivel nacional los mecatos del Pacífico en un evento en Bogotá.
La falta de recursos económicos ha sido un obstáculo para grabar las canciones que ha creado y que abordan temas ambientales, sociales y culturales. Uno de sus deseos es grabar en su propia voz y a ritmo de cumbia Agua Viva, que hasta este momento es una canción interpretada por otro artista.
“He contribuido mucho a la cultura del Valle y a nivel nacional, y si no fuera por el apoyo de mis hijos, no tendría ingresos. Sigo adelante porque me siento empoderada. Dios me ha dado muchas cosas por hacer. Apoyar a otras personas me brinda una gran felicidad. Las personas mayores tenemos una historia en la cual los jóvenes encuentran los saberes”, concluye.
Vejez saludable
En este grupo de personas mayores que viven en el país y que muestran la diversidad está también José Martín Sánchez. Tiene 70 años, está casado, tiene un hijo biológico y junto con su esposa criaron unas mellizas, hijas de un sobrino de su esposa, que ya son profesionales.
En su juventud nunca pensó en la vejez, se dedicó a trabajar, viajar y disfrutar del dinero que ganaba. A sus 50 años, al tener su primer problema de salud, se dio cuenta del envejecimiento y la enfermedad.
Esta experiencia lo hizo cambiar de hábitos y hoy se considera una persona saludable, se alimenta según las indicaciones del nutricionista, hace actividad física y toma mucha agua. Es hipertenso por herencia.
Nació y creció en el barrio San Laureano de Tunja y, actualmente, vive en Bogotá. A los 12 años se fugó de la casa de sus padres y desde entonces se dedicó a trabajar y a trasladarse de un lugar a otro, casi de pueblo en pueblo, según se diera la oportunidad.
Entre muchas otras experiencias laborales, trabajó en una confitería, fue ayudante de bus, vendedor de empanadas, recolector de algodón y asistente en una panadería. Su trabajo más reciente fue en emisoras y programas de televisión comunitaria, como periodista empírico, labor a la que se dedicó hasta la pandemia por covid-19.
Conserva su gusto por la escritura y ocasionalmente hace contenidos escritos por encargo para algunas emisoras. Quisiera volver al trabajo activo en los medios de comunicación porque se siente con buenas capacidades físicas y mentales para hacerlo, pero dice que la sociedad no da trabajo a personas de su edad.
Emprender, un buen camino
Precisamente, la dificultad para encontrar empleo es algo frecuente entre las personas mayores, por ello están virando con sumo interés hacia el emprendimiento. Un campo en el que personas mayores de 60 años están dispuestas a iniciar negocios y explorar talentos guardados durante años.
Ese es el caso de Jaime Sastoque de 68 años. Su emprendimiento se basa en la tradición familiar de trabajar la piedra alumbre. Su padre, don Cecilio Sastoque, dedicó 48 años a este mineral. Jaime, después de graduarse en ingeniería industrial, decidió investigar y desarrollar nuevos productos a partir de esta piedra, creando patentes y expandiendo el campo. Actualmente, su empresa Natura Roka cuenta con más de 25 referencias en su portafolio.
La empresa se especializa en el desarrollo y comercialización de productos naturales y ecológicos para el cuidado personal, todos elaborados a base de alumbre. “Es una tradición familiar que seguiré hasta el final. Mi hija ya es la tercera generación en continuar con este legado”, explica Jaime.
Santiago Paez, consultor de programas en Seguridad Económica de la Fundación Saldarriaga Concha, asegura que el auge del emprendimiento entre personas mayores se debe principalmente al crecimiento de este grupo demográfico y a sus bajos ingresos económicos.
“El sistema de pensiones solo cubre al 25% de la población en edad de jubilación. En este contexto, tanto el emprendimiento por necesidad como por oportunidad ofrece a las personas mayores una solución para enfrentar esta situación”, dice.
Según el documento de la Junta Plateada 2023, la mayor proporción de emprendedores establecidos en Latinoamérica se encuentra entre los mayores de 50 años, con una tendencia a aumentar. Además, resalta la existencia de la “economía de la longevidad” o “economía plateada”, que da importancia a las personas mayores tanto como consumidores como productores.
Creencias perjudiciales
Las dificultades para emplearse después de los 60 años están asociadas a los prejuicios que existen alrededor de la vejez. La Misión Colombia Envejece-Una Investigación Viva explica que el envejecimiento y la vejez son afectados no solo por el componente biológico, sino también por los sociales, políticos y culturales, que están presentes en los diversos procesos y momentos del curso de vida.
“La imagen de la vejez tiene un componente psicosocial relacionado con el estereotipo actual de bienestar que está dirigido hacia la juventud. Nadie quiere llegar a viejo, porque se aleja de la juventud y se acerca a la muerte; se carga con el estigma social, y por eso debe alejarse de la sociedad, aislarse de los cuerpos perfectos, pues la vejez se convierte en una enfermedad incurable”, se lee.
Tener esto claro es importante, especialmente en estos tiempos cuando la humanidad está envejeciendo de manera acelerada y la OMS reporta que 50 % de las personas tiene ideas negativas sobre los viejos.
El bioquímico Moisés Wasserman, exrector de la Universidad Nacional, puso recientemente el tema en una de sus columnas. Aseguró que contrario a lo que se piensa, los estudios muestran que solo 10% de las personas por encima de los 65 años tienen problemas cognitivos, una de las creencias que se tienen sobre la población mayor que alimenta la discriminación laboral y social. “Esos argumentos ligeros de las redes, contra algunos de nosotros, además de discriminadores son tontos. Siempre terminan devolviéndose contra quien los usa y contra quienes apoyan, entre los cuales también hay viejos”, señaló Wasserman.