El envejecimiento activo permite que haya buena salud mental en la vejez.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2050 el mundo tendrá dos mil millones de personas con 60 años o más. La cifra hace pensar en la importancia de implementar políticas que permitan la atención, el diagnóstico y la comprensión de las diferentes enfermedades mentales que se acentúan en la vejez, como son la depresión y la demencia. El cariño y el conocimiento de quienes los rodean son factores importantes para una buena calidad de vida.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), por primera vez en la historia de la humanidad la mayor parte de la población del planeta tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años. Es decir, se espera que la población mundial en esa franja de edad llegue a los 2.000 millones para el año 2050; un aumento de 900 millones con respecto a 2015. La cifra es una alerta importante para implementar acciones conjuntas, gubernamentales y particulares, que permitan promover, entender y detectar de manera oportuna los factores de riesgo en la salud mental en la vejez.
En el tema Colombia dio un paso importante desde noviembre de 2018, con la Política Nacional de Salud Mental, que busca promover la salud mental como un derecho individual, familiar y colectivo. Entre sus apartes tiene la atención integral e integrada, “a través de la cual el sector salud desarrollará redes integrales, con enfoque de atención primaria y adecuación intercultural que integre servicios de baja complejidad, servicios especializados y unidades funcionales”.
Este avance en la atención a las enfermedades mentales resulta importante, pues facilita el acceso a especialistas y tratamientos. Para los expertos, estas son unas de las principales recomendaciones para quienes conviven con personas de tercera edad, pues la atención médica oportuna permite detectar a tiempo un caso de depresión o cualquier otro problema de salud mental.
Según la médica psiquiatra y master en epidemiología clínica Lina María González Ballesteros, la mayoría de estos casos se resuelven de manera positiva permitiéndoles a los pacientes continuar con sus actividades cotidianas.
Asimismo, el acompañamiento familiar juega un papel decisivo a la hora de enfrentar casos de depresión en personas mayores, pues la sensación de soledad por el síndrome de nido vacío, puede llevar a la aparición de pensamientos negativos.
La situación laboral también influye, ya que en muchas ocasiones las personas mayores no están preparadas para la jubilación o para la pensión, por lo que es necesario encontrarles actividades en las que puedan participar activamente y así evitar la aparición de ideas como: “soy un inútil” o “no sirvo para nada”.
Y es que muchos adultos mayores se ven privados de la capacidad de vivir independientemente por dificultades de movilidad, dolor crónico, fragilidad u otros problemas mentales o físicos, de modo que necesitan asistencia a largo plazo. Además, están más propensos a la muerte de seres queridos, un descenso del nivel socioeconómico como consecuencia de la jubilación, o la discapacidad, factores que pueden ocasionar aislamiento, pérdida de la independencia, soledad y angustia.
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Depresión y demencia, las enfermedades más comunes
De acuerdo con la OMS, más de un 20% de las personas que pasan de los 60 años de edad sufren algún trastorno mental o neural y el 6,6% de la discapacidad en ese grupo se atribuye a trastornos mentales y neurológicos. De estos últimos, los más comunes en este grupo de edad son la demencia y la depresión, que a escala mundial afectan aproximadamente al 5% y al 7%, respectivamente, de la población de adultos mayores.
Los trastornos de ansiedad afectan al 3,8% de la población de edad mayor y los problemas por abuso de sustancias psicotrópicas, casi al 1%; asimismo, aproximadamente una cuarta parte de las muertes por daños autoinfligidos corresponden a personas de 60 años de edad o mayores. Es frecuente que los problemas por abuso de sustancias psicotrópicas en los ancianos se pasen por alto o se diagnostiquen erróneamente.
Es posible una buena calidad de vida
Si bien enfermedades como la demencia no tienen cura, sí tienen un tratamiento que permite a quien la padece llevar
una buena calidad de vida. Es por ello que la familia juega un papel importante en el tema.
Las personas mayores pueden realizar actividades para mantenerse física y mentalmente activas, construir lazos con sus familiares, amigos y su comunidad, cuidar su salud y consultar a su médico para tener certeza de lo que ocurre.
Cabe señalar que, por su edad, las personas mayores cambian sus hábitos alimenticios y la forma de relacionarse con los demás, sin embargo, alteraciones bruscas en sus conductas podrían llevar a pensar que debería consultar a un especialista
en salud mental.
RECUADROS
Señales para poner atención:
– Tristeza frecuente
– Aislamiento
– Dificultades para dormir o dormir en exceso
– Pérdida del apetito
– Presencia preponderante de ideas de muerte
– Dificultades para concentrarse
– Problemas de memoria
– Irritabilidad
– Sensación de angustia
– Llanto fácil
– Pérdida del deseo sexual
Recuerde que la presencia de alguno de estos síntomas no significa que se sufra de depresión o de algún problema de salud mental, sin embargo, podría alertarlo y así enfrentar a tiempo esta patología.
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Qué son y cómo se manifiestan
– Demencia: síndrome, por regla general de carácter crónico y progresivo, caracterizado por la mengua de la memoria y la capacidad de pensar, trastornos del comportamiento e incapacidad para realizar las actividades de la vida cotidiana. Se calcula que en el mundo hay unos 50 millones de personas aquejadas de demencia. Se prevé que el número de estas personas aumentará a 82 millones en 2030 y a 152 millones en 2050. Es causada por diversas enfermedades y lesiones que afectan al cerebro de forma primaria o secundaria, como la enfermedad de Alzheimer o los accidentes cerebrovasculares.
– Depresión: causada por diversos factores, puede llevar a grandes sufrimientos. El mayor peligro está en que no se diagnostica ni se trata como debiera. Es frecuente que los síntomas de este trastorno en los adultos mayores se pasen por alto y no se traten porque coinciden con otros problemas que experimentan.
Las personas mayores con depresión tienen un desempeño más deficiente en comparación con los que padecen enfermedades crónicas como las enfermedades pulmonares, la hipertensión arterial o la diabetes sacarina. Este trastorno también aumenta la percepción de tener mala salud, la utilización de los servicios médicos y los costos de la asistencia sanitaria.